Un nuevo escenario para el aprendizaje

De cara a un paulatino regreso a clases presenciales, es urgente buscar mecanismos de aceleración para recuperar parte de los conocimientos perdidos, con énfasis en la atención de los estudiantes vulnerables

1847
Fotografía: Cortesía Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe de la UNESCO

Ante un escenario de apertura generalizada de las instalaciones educativas en México, que implica el regreso de millones de estudiantes a las aulas, la educación se enfrenta a grandes desafíos. Es necesario reconocer los aprendizajes no adquiridos durante más de un año a causa del cierre de las escuelas.

Al respecto, la UNESCO confirma que se han perdido en promedio dos tercios de un año lectivo en el mundo y se piensa que 24 millones de niños y jóvenes pudieran abandonar sus estudios; a su vez, el Banco Mundial indica que 25 por ciento de estudiantes podría no alcanzar un nivel básico de competencias necesarias para participar de forma eficaz y productiva en la sociedad y en el aprendizaje futuro.

Por estos motivos es urgente buscar mecanismos de aceleración para recuperar parte de lo perdido, con énfasis en la atención de los estudiantes vulnerables, que ante la falta de conectividad o equipo se rezagaron aún más que el resto, o de plano abandonaron sus estudios.

En atención a lo dicho, es necesario potencializar la adopción tecnológica adquirida por los docentes y los estudiantes durante el periodo del confinamiento, debido a que las clases presenciales se trasladaron a sesiones en línea, aun cuando se hizo sin una metodología clara para abordar los saberes con las estrategias de aprendizaje idóneas.

Por lo tanto, resulta apremiante el rediseño de los programas educativos con el enfoque del modelo híbrido y/o virtual, que se refleje en el logro de los objetivos educacionales deseables para los educandos. Esto deberá ser acompañado necesariamente de una formación docente orientada al desarrollo de habilidades digitales, socioemocionales y pedagógicas, que permita a los profesores aplicar correctamente el modelo.

También debe dotarse de infraestructura tecnológica a las instituciones educativas y crear centros de aprendizaje digitales abiertos, sobre todo para aquellos estudiantes que están en situación de vulnerabilidad. En este contexto, el financiamiento será indispensable para garantizar la conectividad y el equipamiento que avale la continuidad educativa con menos incertidumbre.

Otro elemento a considerar es el uso de las plataformas digitales, que ofrecen miles de cursos gratuitos en la red y que se convierten en una opción complementaria en la formación profesional del estudiante.

Diversos canales pueden ser consultados gracias a los materiales educativos elaborados y, en algunos casos, certificados por las instituciones educativas de prestigio. Con ello se podría ayudar a reducir la brecha del aprendizaje si se aplican sistemáticamente desde la escuela, como parte del proceso formativo.

El confinamiento también aceleró la disposición para compartir productos científicos mediante el movimiento llamado “Ciencia abierta”, otra manera de acceder y contribuir al conocimiento académico y al quehacer científico; una muestra en esta materia es lo señalado por la ONU, acerca de que se cuenta con alrededor de 115 mil publicaciones relacionadas con el tema de la pandemia, y de éstas más del 80 por ciento se encuentran disponibles gratuitamente para el público general.

El regreso al aula implica generar entornos seguros e informados en el ámbito de la salud, pero también crear una red de apoyo para el aprendizaje de quienes se vieron afectados en su desempeño académico como consecuencia de la pandemia.

El nuevo escenario de la educación debe ser flexible, creativo, innovador, solidario y responsable, hacer lo posible por trabajar en programas remediales efectivos para recuperar el aprendizaje, ya que las pérdidas se pueden traducir en una caída de los ingresos en el ámbito regional en Latinoamérica de 1.7 billones de dólares, el equivalente al 16 por ciento del Producto Interno Bruto de la región. Esto ampliaría la brecha entre los países desarrollados y países en desarrollo.

Cabe mencionar que Estados Unidos debate la “Ley de la recuperación del aprendizaje” y en Reino Unido se amplió el presupuesto y una parte se destinó al Programa Nacional de Tutorías. Hagamos lo propio en nuestro país.

Artículo anteriorCiencia, aliada para mejorar el desempeño deportivo
Artículo siguienteEn riesgo de inundación 350 puntos del AMG