Las afectaciones detrás de la producción de tequila y mezcal

En el Día Mundial del Tequila, volvemos a proponer esta publicación de investigador de la UdeG que nos muestra que no todo es brindis y alegría alrededor de la industria tequilera. Contaminación de suelo, pérdida de vínculos agrícolas de las comunidades y privatización son algunos factores que se señalan en la publicación

3421

El arrendamiento de tierras por parte de ejidatarios y pequeños propietarios para el cultivo del agave se ha generalizado en Nayarit, Michoacán, Guanajuato y en regiones como Ciénega y Sur, en el estado de Jalisco, pero la introducción de paquetes tecnológicos, monocultivo y la expansión del mismo por parte de las grandes compañías arrendadoras, promotoras del cultivo y filiales de las grandes empresas tequileras, han incrementando la degradación de suelos y contaminación.

La anterior es una de las reflexiones que hace Rogelio Luna Zamora, académico del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), en Tequilandia. Un acercamiento a la bioeconomía del tequila y mezcal, que fue publicado por la Universidad de Guadalajara (UdeG), en formato electrónico.

Tanto Nayarit como Michoacán, Guanajuato y la región Ciénega y Sur son territorios potenciales comprendidos dentro de la Denominación de Origen del Tequila, que no habían sido incluidos en términos prácticos y donde se han generalizado procesos de arrendamiento de tierras de parte de ejidatarios y pequeños propietarios, explica el académico.

Destacó la imposibilidad de sembrar cultivos tradicionales en esas tierras y continuar por parte de pequeños propietarios y ejidatarios con el vínculo agrícola con su parcela, y añadió que los pequeños industriales salen también afectados, ya que es difícil competir con grandes corporaciones nacionales y extranjeras que tienen marcas y ventajas comerciales.

Explicó que la Denominación de Origen del Tequila ha sido compatible con procesos de simulación ya que se siembra agave más allá de los límites de esta delimitación, al abarcar territorio de Colima, Sinaloa y Zacatecas, por ejemplo, con el objeto de incrementar la oferta de la materia prima y, por tanto, abaratar los costos de producción.

Agregó que en periodos de escasez de agave, son adquiridos magueyes de otras variedades en prácticamente todo el país, para continuar con la producción del destilado.

La Denominación de Origen de dicha bebida comprende los 125 municipios de Jalisco, más 30 de Michoacán, once de Tamaulipas, ocho de Nayarit y siete de Guanajuato.

El libro está dividido en seis capítulos: 1. «Bío y Necroeconomía», en el que aborda distintos temas, entre éstos la mexicanidad del tequila y la espectacularidad del tequila vinculada con la industria turística; 2. «Entre región y el terruño», en donde explica las diferencias entre ambos, a propósito de la modificación que se hizo a la Ley de Propiedad Industrial en marzo de 2018, referida a la Indicación Geográfica, la cual podría ser significativa si su papel se vincula a la noción de terruño.

El tercer capítulo se titula “Pretensiones necropolíticas: el caso del mezcal”, y entre otros aspectos  “aquí se verán las propuestas de normas de desaparición del mezcal, de cambio de nombre, de restricción a determinadas áreas, de creación de instituciones paralelas a las del tequila”.

Señaló que el mezcal es una bebida hermana del tequila, elaborada con diversas variedades de maguey y detalló que está siguiendo exactamente la misma trayectoria del tequila, ya que de ser una bebida de poco valor asociada a los consumidores de escasos recursos e indígenas, o producido en comunidades campesinas originarias, ha tenido un increíble reconocimiento en los mercados, adquiriendo incluso un precio que básicamente doble al del tequila en la actualidad.

Algunas variedades de agave, por ejemplo, el espadín, podría correr la misma suerte que el agave azul, convirtiéndose en un producto industrializado capaz de producir un mezcal estandarizado, que romperá la densidad cultural del maguey con las comunidades indígenas y campesinas, favoreciendo típicamente a los grandes industriales que, de algunos años a la fecha, se han vinculado a su producción y distribución internacional”.

En el cuarto capítulo “Distritos industriales y clústeres” se analizan las significaciones de los conceptos clúster y distrito, contrastando en particular dos autores clásicos: Porter y Becattini.

“Regiones y territorios del agave azul. El cambiante proceso de conformación” es el nombre del quinto capítulo, en el que el autor aborda temas como Análisis de las regiones de agave azul en México; Estrategias de autoabastecimiento de agave azul de las grandes empresas tequileras; Las plantaciones de agave en Nayarit; Las regiones de Michoacán, Guanajuato y Tamaulipas, entre otros.

El sexto capítulo es “La industria del turismo en Tequila y su paisaje”, en el que se habla sobre la más reciente industria del turismo en la región Valles y la localidad de Tequila; se estudia el proceso de patrimonialización que concluye en un proceso de privatización y se da cuenta de la disneylandización de lo mexicano, expuesto a la simulación y al consumo espectacular.

El libro puede ser consultado y descargado de manera gratuita a través del siguiente enlace: http://www.publicaciones.cucsh.udg.mx/kiosko/2019/tequilandia.pdf

Artículo anterior“Pandemia y crisis: El Covid-19 en América Latina”
Artículo siguienteUna revuelta que aún produce literatura