Si usted toma cualquiera de los siguientes medicamentos: Naproxen, Diclofenaco, Ibuprofeno, Piroxicam e Indometacina o cualquier otro desinflamatorio, tenga cuidado con su consumo, evite la automedicación y haga caso a su médico particular, ya que el abuso de dichos fármacos ocasiona efectos colaterales que pueden derivar en la muerte, coincidieron especialistas de los Hospitales Civiles de Guadalajara.
Si padece artritis reumatoide, fibromialgia, osteoartritis o lupus heritomatoso, es conveniente que controle el consumo de los medicamentos que le receta el galeno, pues la mala administración de la medicina puede ocasionarle un momento de alivio, pero con el tiempo, podrá desarrollar sangrado en el tracto digestivo, efectos gastrointestinales y la posibilidad de complicaciones cardiovasculares. Sin contar las condiciones graves e irreversibles.
Según la doctora adscrita al Servicio de reumatología, del Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde”, Ana Guilaisne Bernard, el 95 de los pacientes atendidos reciben este tipo de medicamentos, de los cuales, el 80 por ciento tienen repercusiones en otros órganos del cuerpo”.
“Es muy frecuente que se quejan por problemas gastrointestinales y algunos llegan a desangrarse del tubo digestivo. Esa es una de las principales causas de muerte por el consumo de estos fármacos”
Sin embargo, puntualizó que quienes tienen afectaciones mortales es solo el cinco por ciento de los pacientes atendidos.
“Las personas que no consumen de forma adecuada los medicamentos, sin guía médica, son quienes tienen más riesgo de presentar complicaciones graves. Nuestros pacientes están bajo cuidado médico, por lo que están más protegidos. Hay un constante monitoreo de cada caso”.
Aunque en México no existen estadísticas sobre complicaciones y muertes ocasionadas por el uso descontrolado de antinflamatorios no esteroideos (Aine), en Estados Unidos se ha documentado que 30 mil de dos millones de personas con artritis reumatoide, a quienes se les prescribió algún Aine durante un año, ingresaron a un hospital en ese periodo y cuatro mil 400 perdieron la vida por causas relacionadas con el consumo del fármaco.
Los Aine se desarrollaron entre las décadas de los 60 y 80, y se anunciaban como la mejor alternativa para aminorar el dolor crónico generado por padecimientos reumáticos y crónico-degenerativos, cuyas terapias ocupaban un largo periodo de tiempo.
El primero en su tipo fue la famosa aspirina, con más de 100 años de vigencia, reemplazada por los nuevos fármacos por sus severos efectos gastrointestinales, acidopépticos, úlceras gástricas, hasta daños en el riñón.
Hace algunos años los médicos desconocían que los sangrados intestinales eran efectos secundarios de la medicina Aine. Sin embargo, la tecnología actual permite a los especialistas revisar los intestinos, zona en la cual un tercio de pacientes comienza a sangrar tres semanas después de iniciado el tratamiento con algún antinflamatorio, mientras otro 20 por ciento reporta lesiones en el estómago tras seis días de ingerir el medicamento, según una nota del periódico La Jornada, publicada el 2 de septiembre de 2005.
De acuerdo con estadísticas de Estados Unidos, donde se receta algún Aine en forma regular a 17 millones de personas, el riesgo de muerte por el consumo de estos fármacos en pacientes con artritis reumatoide ocupa el tercer lugar nacional, después de los padecimientos cardiovasculares y el cáncer.
Algunas investigaciones científicas en dicho país, continúa la nota del tabloide del centro, han revelado que 15 por ciento de pacientes con artritis reumatoide reportaron efectos gastrointestinales adversos en los 2.5 años posteriores al consumo del fármaco, por lo que 12 por ciento suspendió o cambió de terapia y 40 por ciento añadió medicamentos para atender daños secundarios.
Otro riesgo de los Aine, y que tampoco es documentado en México, es su relación con la incidencia de infartos al miocardio. Las investigaciones han descubierto que estos fármacos inhiben la acción de los medicamentos que buscan controlar la hipertensión arterial, por lo que existe posibilidad de complicaciones cardiovasculares, principalmente en los pacientes mayores de 60 años.
Muchas de las enfermedades que requieren medicamentos Aine derivan de patrones genéticos hereditarios, señaló la reumatóloga Guilaisne Bernard, sin contar los factores externos, como el sol, en el caso del lupus y el sobrepeso en la osteoartritis.
Señaló que el diagnóstico y la medicación es una parte importante en la atención del paciente, pues existen 11 grupos de antinflamatorios, separados por grupos de componentes químicos, cada uno con su potencia en ciertas partes del organismo.
“Los médicos tienen que ser muy específicos en la dosis que corresponde a cada paciente”.
De hecho hay una nueva generación de medicamentos, conocidos como Cox 2, “que son un poco más directos con la enfermedad, aunque no deja de tener efectos colaterales”, ya que no afectaron las zonas gastrointestinales, sino otras partes del organismo. Además de que son más caros. Tan solo 10 tabletas pueden costar entre 150 y 200 pesos.
“Hay que subrayar que todos los medicamentos tienen su efecto bueno y su efecto malo. Todos tienen efectos secundarios. Por ello con cada paciente debemos poner en la balanza si el riesgo es mayor que el beneficio”.
Lo más novedoso será otra generación de medicamentos Cox 3, que serán aún más directos con el dolor, aunque los efectos secundarios tendrán que volver a ser descubiertos.