La vida humana —qué digo, la vida general— es poesía. Sin darnos cuenta la vivimos, día a día, trozo a trozo. Pero su inviolable totalidad, es ella la que nos vive, la que nos intenta.
Frecuentemente he escuchado que hay pocas mujeres escritoras, filósofas, poetas; dando a entender que ese es un nicho para hombres. Quizás la labor nuestra es ir al rescate de las mujeres de ayer, de hoy, y visibilizarlas para ustedes. Fue así como encontré a Lou Andreas Salomé, que está envuelta en una huella de misterio de mujer fatal, escondiendo así a la mujer intelectual.
Lou nació en San Petersburgo, capital de la Rusia imperial, el 12 de febrero de 1861. A los diecisiete años el clérigo Hendrik Guillot, preceptor de los hijos del Zar y pastor adjunto en la embajada holandesa de San Petersburgo; la instruyó en la historia contemporánea de las religiones, en filosofía y literatura clásica francesa. Se traslada a Zurich con su madre. Empieza a cursar estudios de dogmática, historia general de la religión desde el punto de vista filosófico, lógica y metafísica, en la Universidad de Zurich.
En enero de 1882 viaja a Roma para recuperarse de la tuberculosis que había contraído; allí conoce a Paul Rée y Friedrich Nietzche, con quienes forma un trío intelectual. Siguió viajando y cultivando su intelecto, con distancias tan dispares como Lucerna, Zurich, Hamburgo, Stibbe, Tautenburg, Léipzig, Berlín, Viena. Algunos de estos viajes fueron travesías de amor, junto a figuras como Nietzsche, Paul Rée, el sociólogo Fernand Tonnies y el psicólogo Hermann Ebbinghaus. Siempre formó parte de las mentes más privilegiadas de la época.
Lou fue una pensadora, estudiosa de temas fundamentales como Dios, la religión, el conflicto entre entrega e individualidad, el sentido de la vida y, de manera particular, el tema de la mujer: su independencia, sentimientos y vida amorosa.
Su cercanía con Freud la importancia de su intercambio, la convierte en una interlocutora válida y excepcional, y cómo integra su pensamiento filosófico y el psicoanalítico. Una mujer inteligente y culta en medio de hombres cultos, inteligentes y a menudo soberbios. Una intelectual desafiante. Lou nació bajo la estrella de la libertad, lo que no le permitió alienarse con ningún credo filosófico o religioso.
Los acontecimientos que influyeron en ella, en su personalidad, van desde la decadencia de la Rusia zarista hasta las violencias de la Alemania nazi. Crece en un ambiente especialmente masculino, rebelde e inteligente, y así se transforma en una sobresaliente autodidacta.
Lou fue la eterna amiga de Rée, intelectualmente sintonizaban, pero ella sentía repugnancia física hacia él.
Amo el pensamiento de Nitzsche, jamás el hombre
Lou en su matrimonio jamás mantuvo relaciones sexuales con su marido, el doctor Andreas. Permaneció virgen hasta los treinta años. Esa petición de matrimonio fue con un intento de suicidio en su presencia.
Rée fue un estudioso, al igual que Lou, de religiones orientales, budismo, hinduismo, islam, esoterismo. El marido de Lou fue uno de los introductores del orientalismo en Europa. Rée y Lou tuvieron relaciones sentimentales, permanecieron juntos hasta el fin de sus días.
Lou produce una obra literaria prolífica. En su narrativa se destacan dos novelas de ambiente ruso: Ma (1901) e Im zuvischenland (1902). Se le recuerda por sus biografías de Nietzsche y Rilke: Friederich Nietzsche in seinen (Werken 1894) y María Rilke (1928).
La biografía de Nietzsche es hoy considerada la obra que más ha penetrado el espíritu del filósofo, mostrando un profundo conocimiento del carácter del amigo, como también de una gran profundidad psicológica.
Escribe además críticas teatrales. Su intensa actividad intelectual la hace desplazarse por las principales ciudades en las cuales prolifera el espíritu de finales del siglo XVIII: París, Viena, Mónaco, Berlín.
Fue la primera psicoanalista distinguida y la única mujer que Freud aceptó en el “círculo interno” de la sociedad sicoanalítica de Viena. Los 25 años siguientes de Lou fueron dedicados completamente al psicoanálisis, como psicoanalista e investigadora. Su vida en sí sería una imagen de lo que sería más adelante la mujer, de la liberación, la mujer moderna.
Por último, acotaré que en su obra la estructura no es lineal, sino que salta desde el momento actual a hechos, sucesos y reflexiones más generales, como anuncia el subtítulo “Compendio de algunos recuerdos de mi vida”. Lo que le interesa no es la descripción, secuencial, sino la búsqueda de sentido más profundo e invisible que realmente constituye el hilo conductor de todo el relato.
Su obra nos ubica en el esplendor de la cultura centroeuropea. Mujer destacada que ha dejado su huella entre hombres y mujeres destacados por su intelecto.