Pese a que en México 25 millones 694 mil 928 habitantes (21.5 por ciento de la población) se reconocen como parte de algún pueblo originario, tan sólo 7 millones 382 mil 785 de ellos hablan alguna de la lenguas indígenas.
La Encuesta Intercensal 2015 del Inegi evidencia, con dichos datos, la fragilidad de estos patrimonios culturales, que es un reflejo de lo que está sucediendo en el panorama internacional, ya que según información de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se estima que “más de la mitad de las lenguas del mundo se habrán extinguido para el año 2100 y que hasta 95 por ciento de las lenguas existentes podrían haberse extinguido o verse gravemente amenazadas a finales de este siglo. La mayoría de las lenguas amenazadas son lenguas indígenas. Se estima que una lengua indígena muere cada dos semanas”.
Frente a dicha previsión, la ONU proclamó al 2019 como Año Internacional de las Lenguas Indígenas, con la intención de visibilizar cómo distintos grupos humanos poseen sistemas de comunicación únicos, valiosos y que se caracterizan por mostrar otras formas de ver el mundo y entender la vida.
Al respecto, académicos del Departamento de Lenguas Indígenas del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) coinciden en que el reconocimiento de la ONU es importante, pues se extiende el propósito por el cual se conmemora el Día internacional de la Lengua Materna, cada 21 de febrero, que es el de visibilizar la urgencia de preservar las voces de los pueblos originarios del mundo.
El investigador Gabriel Pacheco Salvador, quien también es coordinador del Premio de Literaturas Indígenas de América, asegura que el patrimonio inmaterial de las culturas está determinado por la capacidad de transmisión de las tradiciones a través del uso de las lenguas nativas; sin embargo, éstas, al ser minorías lingüísticas, sobreviven en las poblaciones más vulnerables.
“Una lengua está en peligro de desaparición cuando la hablan menos de 100 mil personas. En México tenemos varias que se hablan por menos de 80 mil, 40 mil y 10 mil personas. En Jalisco, por ejemplo, la lengua wixárika la hablamos menos de 60 mil. Y otras lenguas como las del norte de México se hablan por menos de 100 mil”.
El portal del Gobierno de México indica que en el país existen 364 variantes lingüísticas, que son habladas por 68 grupos indígenas y que provienen de once familias lingüísticas distintas.
En Jalisco no sólo se habla la lengua wixárika, sino que hay presencia de muchas otras, afirma el jefe del Departamento de Lenguas Indígenas del CUCSH, José Luis Iturrioz Leza.
“En la Zona Metropolitana de Guadalajara tenemos colonias, probablemente, de todos los pueblos indígenas de México. Eso pasa también en la Ciudad de México, Hermosillo, Tijuana, Chicago y Los Ángeles; están por todos lados”.
La traducción, un reto
Pese a que algunas instancias públicas han producido spots de radio y televisión en lenguas indígenas, y que incluso ya existen versiones de la Constitución y convocatorias a concursos en estos idiomas, aún siguen faltando traductores profesionales en ese ramo, aseguran los académicos.
“Estas traducciones buscan garantizar el acceso a la información en comunidades hablantes de lenguas nativas, son también herramientas pedagógicas en acciones de fortalecimiento lingüístico. Se sigue necesitando más personas para la traducción, la tarea que ellos hacen no es fácil porque no hay una tradición de traductores en lenguas indígenas, esa es una tarea muy incipiente y compleja. Si enseñas a alguien a escribir su propia lengua no se van a arriesgar a traducir cualquier obra (literaria o de comunicación), incluso le va a costar muchísimo porque no se tienen las metodologías y conocimientos”, explica Pacheco Salvador.
Es por eso, indica, que al contrario del español, inglés, francés o chino, las lenguas originarias no poseen una metodología tan robusta y consolidada.
“Se requiere formar a varios hablantes que tengan la habilidad de traducir y se necesita a un gran número de personas que tengan esa especialización”, asegura.
Pacheco Salvador menciona que muchas de las traducciones que existen son gracias al Instituto Nacional de Lenguas Indígena (Inali), pero que esa labor no se está replicado en los estados. “Una institución nacional no alcanza a permear en todas las entidades, que es donde hay mucho por hacer, ya que ahí están los hablantes”.
Sobre la institucionalización de la enseñanza del náhuatl en los distintos niveles educativos, dice que es una iniciativa que se ha impulsado desde hace años, sin embargo, “la poca atención que se está dando a las comunidades indígenas con respecto a las lenguas, consiste en producir ciertos libros escritos en su idioma, pero hasta ahí, no hay un sistema como para identificar el nivel de conocimientos del idioma”.
Por su parte, Iturrioz Leza señala que las instituciones cada vez más demandan servicios de traducción en lenguas indígenas, por ello desde el departamento que encabeza en el CUCSH emprende talleres de traducción con personas de ocho comunidades distintas, entre ellos mixes, zapotecos y wixárikas.
“Para el 2019 queremos hacer una publicación con ocho traducciones a distintas lenguas de cuentos de Juan Rulfo. Los talleres los realizamos en una casa del Centro de Zapopan y actualmente tenemos conversaciones con el Inali para que nos apoyen”.
Según el portal del Inali, esta instancia en aras de consolidar las lenguas mexicanas ha publicado “las normas de escritura de 14 idiomas indígenas nacionales, es decir, existen 54 grupos indígenas que todavía no tienen una escritura estandarizada. Lo que significa que su escritura se realiza de acuerdo a una o más reglas de escritura propuestas por distintas personas que hablan ese idioma o no hay reglas”.
La literatura, al rescate
El Premio de Literaturas Indígenas de América (PLIA) es un esfuerzo en conjunto de distintos organismos que desde 2013 busca visibilizar la riqueza cultural de las lenguas indígenas del continente.
Esta distinción está auspiciada por el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, la Secretaría de Cultura de Jalisco, la Secretaría de Cultura Federal, la Secretaría de Educación Jalisco y la Universidad de Guadalajara.
Pacheco Salvador señala que con esta iniciativa se busca detener el deterioro de las lenguas.
“Tenemos que pensar en más publicaciones de obras de escritores indígenas, a escala del continente americano, que puedan expresar lo que concierne a su cultura, por eso nosotros valoramos los elementos propios de cada cultura porque sabemos que pueden expresarla en la literatura, esta arte da una licencia con la que pueden valerse los saberes de los pueblos originarios”.
Durante seis años este premio ha sido para autores de distintos pueblos indígenas que han destacado por crear entrañables historias escritas en sus lenguas originarias.