“Fui y soy, ante todo, un escritor y poeta ciudadano”, afirmó el portugués Manuel Alegre (1936) al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Padua en 2017. El pasado 2 de octubre también recibió el mismo reconocimiento de la Universidad de Lisboa. Con ello, la figura de este narrador y poeta se erige como una de las voces más influyentes en la literatura lusa.
Alegre, el poeta, el histórico dirigente del Partido Socialista, el Asambleísta de la República, el Consejero del Estado, el opositor de la dictadura Salazarista, el varias veces candidato a la presidencia de su país, el Constitucionalista, él será, sin duda, una de las presencias más importantes que trae la delegación portuguesa a la edición 2018 de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Alegre llegará a la FIL para presentar su antología Todos los poemas son de Amor, seleccionada por Cecilia Andrade y que concentra más de setenta poemas que desarrollan el tema de la pasión y la memoria amorosa. Esta edición integra trabajos publicados desde 1960 hasta 2015. Poemarios como O Canto e as Armas (1967), Coisa Amar (1976), Chegar Aqui (1984) y Bairro Ocidental (2015) fueron las ediciones base de las que parte la antología y a las que se sumaron poemas inéditos de Alegre.
El amor es para Alegre una latencia creativa con múltiples caras. En su poesía, la experiencia amorosa se manifiesta siempre distinta, aparece en formas tan contrastantes como la sexualidad y la guerra. La postura política de Alegre, siempre combatiente, no alejó a su literatura del amor. La poesía siempre ha sido para él la estructura intelectual y sentimental que sostiene la vida y permite su defensa.
Yo hice mi poema con muchas cosas.
Rompí retratos abrí un pozo
en la llanura. Habité muchos cuadernos.
Fui a la guerra y morí. Fui a la guerra y volví.
Con muchas cosas hice mi poema.
….
Vi soldados con las manos llenas de sangre
y eso fue demasiado. Y tuve que aprender
en primera persona el verbo matar. Desde entonces
hay ciertos adjetivos que me duelen mucho.
Con muchas cosas hice mi poema.
No voy a decir el tiempo que tarda un verso.
¿Cómo decirles por ejemplo el tiempo
con las llaves metálicas llamando
en mi celda que después rimé con estrella?
Con muchas cosas hice mi poema…
Así es como Alegre hace su poema, su obra completa. Todo aquello que subyace en la historia y la memoria portuguesa se vuelve universal en sus versos. Su lírica parte de la pregunta interior que marca al humanismo para nutrirse del espíritu de una de las literaturas más sólidas del mundo.
Si de algo se siente orgulloso Manuel Alegre es de pertenecer a la tradición escrita por Camões, António Lobo Antunes y Fernando Pessoa, por los brasileños Carlos Drummond de Andrade y Jorge Amado y por los angoleños Luandino Vieira y Pepetela, por ejemplo.
Sus primeras publicaciones, Praça da Canção (1965) y O Canto e as Armas tuvieron consecuencias políticas y culturales. Luego de ser prohibidos por la dictadura, circularon en copias manuscritas, fueron declamadas en sesiones culturales y cívicas, musicalizadas y cantadas por los más célebres cantantes portugueses de ese tiempo. Se convirtieron en registros míticos de una época álgida y fundamental para aquel país.
Para Alegre “Portugal existe porque antes que el Estado, existía la lengua y la poesía”. Para este autor la escritura tiene una tarea muy clara: evitar que las luchas de la humanidad sean borradas de la historia, las cotidianas, las épicas que fundan naciones, las que permiten que un beso ocurra, todas. “…No sé de otra guerra. No sé de otra paz./ No sé de otro poema que no sea el hombre”.