Montserrat, estudiante de primer grado de secundaria, tiene su perfil en Facebook y como muchas otras adolescentes, escribe su nombre acompañado por un alias. Algunas se hacen llamar “pRincesS XiMEna”, “Reiina Flakita”, o “CLaUDIa Moxxa”, pero ella se autodenomina “la bellakona”.
Apenas ronda los 13 años, y quizá no conozca el significado literal de su alias, el cual proviene de la palabra bellaca o bellaka como ella lo escribe, un término que cada vez es más usado en el vocabulario de los jóvenes de su edad.
En su estricta definición, la palabra bellaca se refiere a alguien malo, pícaro o bribón, sin embargo, en algunos países como Puerto Rico, tiene una connotación más relacionada a lo sexual, incluso en algunos foros se define a una bellaka como una persona adicta al sexo.
Según varios jóvenes entrevistados al respecto, las bellakitas son vistas como adolescentes que gustan vestirse con blusas, shorts y vestidos cortitos, que se maquillan, bailan perreo, se juntan con cholos y son rudas.
“Pues les dicen bellakitas según eso por guapas, pero más bien dicho es porque enseñan mucho, que les gusta andar con todo”, dijo Salvador Ramírez, de 15 años.
Karen López, quien está por ingresar a la preparatoria de Tonalá, dice: “He oído que les gusta el reggaetón, el perreo y que se juntan en ciertos barrios, son muy peleoneras”.
“Las fresonas me cagan la verga, así que votate que en mi mundo solo entran las cholas bellakonas (sic)”, amenaza una foto en el muro de Montserrat.
En países centroamericanos el término bellaka (o bellako) es mayormente utilizado, e inclusive hay canciones de reggaetón dedicadas a ellas y ellos, ya que el término abarca a ambos sexos.
“Ella se desespera, siempre la castigo a mi manera, dejo que coja, viaje y controlo su bellaquera”, dice la letra una de estas canciones.
“También hay bellakos que son vatos bien garras, se creen cholos pero les gusta el reggaetón”, comentó Ricardo Avelar, estudiante de secundaria.
Una característica más que se le atribuye, es su manera de proyectase en las redes sociales, ya que usualmente comparten imágenes relacionadas con el sexo, selfies con ropa escotada, en ropa interior y posando de forma erótica.
De acuerdo con especialistas, ésta no es una práctica exclusiva de cierto grupo social, sino que se ha vuelto una tendencia entre las nuevas generaciones que se han apropiado de las redes sociales.
Además, es un fenómeno con mayor presencia en adolescentes de entre 11 y 16 años, indicó el investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, David Coronado. Explicó que dicha práctica va disminuyendo conforme aumenta la edad y es más común en mujeres que en hombres.
A decir del investigador, el gusto de los adolescentes por este tipo de conductas se debe en medida a un proceso de evolución de lo que es estético para los jóvenes.
“Hay una nueva subjetividad, una nueva forma de ser de los sujetos, que implica la manera en cómo ellos ven la realidad. Es una forma muy desinhibida, avasalladora de mostrar su cuerpo, de mostrarse en posturas eróticas, es una nueva forma de ejercer la sexualidad”.
Detalló que en esta nueva realidad que viven los jóvenes, lo que antes era catalogado como íntimo, el cuerpo y la sexualidad, ahora ya no lo es.
Marlen Castillo pasó a tercer grado de secundaria y en su foto de perfil usa leggins y un top que deja ver el piercing que lleva en el ombligo. Fue criada por su abuela y “como ella no tiene Facebook pues ni cuenta se da”.
Al preguntarle por qué lo hace, respondió con un seco “porque me gusta”.
A decir de David Coronado, los jóvenes imitan incluso poses sexuales simplemente porque “es lo chido, lo cool”, sin importar las consecuencias como el posible contacto con pedófilos que abundan en la red.
“Hay datos que indican que a un pedófilo le toma de 15 a 20 minutos para convencer al joven de quitarse la ropa”.
Para ejemplificar, el investigador habló sobre el caso de una joven afroamericana que fue violada por sus compañeros, quienes después le tomaron una foto en cierta pose y la subieron a internet. A raíz de esto, entre los jóvenes se reprodujo esa pose en la Red, hasta en memes.
“Resulta que esta chica pasa por un proceso de estupro, y a los chicos que la remedan se les olvida eso. Lo que sucede es que hay una especie de estetización de esa realidad y lo estético obedece exclusivamente a los gustos, se rompen las amarras, a lo que para ellos es bonito”.
Para tratar esta situación, agregó el profesor del Departamento de Sociología, es necesario profundizar en las causalidades con los adolescentes, aunque es cada día más difícil que éstos escuchen a un adulto.
“La escuela, por ejemplo, se convierte en un centro que cada vez puede manejar menos estas situaciones. Como profesor, se tiene un impacto cada vez menor en los estudiantes, porque les interesan mil cosas antes que lo que tú les puedas decir”.
Más sexo más poder
De acuerdo con la investigadora Martha Catalina Pérez González, subdirectora del Centro de Evaluación e Investigación Psicológica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, estas conductas se deben también a que los jóvenes se desarrollan en un medio que se ha vuelto más sexualizado, debido a los mensajes en internet, televisión, revistas, películas, etcétera.
“En todo se resalta a la mujer que puede tener acceso a distintos medios con ciertos atributos femeninos. Se muestra a una persona desinhibida, fuerte, un poco agresiva, de avance hacia las relaciones, sin tener en consideración cómo es observada por los demás”.
Explicó que entonces las jóvenes buscan por estos medios proyectar una imagen de empoderamiento, para sentirse respetadas, queridas o aceptadas.
“El problema es la visión, que culturalmente no ha cambiado. Sigue habiendo ese componente de valor, que denigra, que hace que se vea la sexualidad de forma muy culposa, y las mujeres no puedan todavía tener un proceso de emancipación en esa área sin que haya una consecuencia”.
Esta visión, concluyó la investigadora, puede llevarlas a ser categorizadas como alguien que no tiene escrúpulos o valores.
“Mientras más se les vea es mejor” expresa entre risas Carlos Flores, quien indica que entre sus compas se dice que estas jóvenes “son las más fáciles”.
“Se trata de una doble moral, reciben un mensaje que llega a confundir sobre todo en estas chicas, pueden tener otros valores, no necesariamente el que se muestre de manera provocativa quiere decir que tenga fácil acceso a las relaciones sexuales”, afirmó Catalina Pérez.
Al laboratorio de Psicología donde labora la investigadora, han llegado numerosos casos de chicas que confesaron haber subido a la Red este tipo de imágenes.
“No llegan aquí diciendo, ‘soy adicta al internet’, o ‘me gusta subir fotos en ropa interior’, eso lo detectamos cuando analizamos otros problemas más graves por los que acuden a consulta”.
Las jóvenes llegan a tener más de un perfil en la red, indicó la doctora, lo que conlleva un riesgo porque en éstos hacen cosas sin que nadie les ponga un límite.
Uno de los problemas, dijo la investigadora, es que los jóvenes no tienen la madurez para sobrellevar estas conductas y frecuentemente traen consecuencias negativas.
Entre éstas, un fenómeno que no es nuevo, “el de las Lolitas”, jóvenes menores de edad que se involucran sexualmente con mayores de edad, así como embarazos en adolescentes y violencia en el noviazgo.