Una imagen casi irreal en los tiempos que corren: un grupo de niños divirtiéndose con juguetes de madera, fue el llamado para que el licenciado en artes escénicas José Francisco Marcial tomara la difusión del objeto lúdico tradicional como un tema serio, una vocación.
En esa visión, que sucedió en un pueblo michoacano, de acuerdo a la narración de Marcial, los niños interactuaban y se divertían con un empeño que no pondrían en un gadget. Lo tradicional se sobreponía con éxito al reinado actual de lo tecnológico.
En noviembre de 2015, el actor de teatro impartió el primer “Taller de Juguete Mexicano” en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola. Como Marcial también se ha formado en técnicas de carpintería para el armado de escenografías, no le ha sido difícil prefabricar las piezas de madera que componen un juguete y que los niños de siete años en adelante utilizan para ensamblar un producto final al que pueden personalizar con colores y texturas.
En esa primera sesión los chicos concluyeron un maromero, un juguete donde un personaje da vueltas cada vez que el usuario presiona los dos palos de madera que sujetan al muñeco en un extremo. En la segunda sesión del “Taller de Juguete Mexicano”, los asistentes se enfocarán en el ensamblaje de un caballo de madera con cabeza móvil.
“Es un palo recto de sesenta centímetros que tiene una rueda en uno de los extremos. En esa rueda y en el palo se monta la figura del caballo, que es de madera también, y cuando vas corriendo o caminando el caballo va trotando, todo esto gracias a un alambre que se une a las patas y la rueda”, describe Marcial.
El ejercicio, sostiene el tallerista, provoca que los chicos hagan sus propias inferencias. Una vez que reconocen que la transformación de la materia prima deriva en objetos con una finalidad, los niños se preguntan cuáles otros juguetes podrían lograr a partir de esta sencillísima ingeniería.
En el área de talleres de la biblioteca, los niños trabajan sólo durante una hora y veinte minutos, pero el espacio se ha convertido también en un buen lugar para intercambiar historias y experiencias entre padres e hijos. Regularmente, los chicos son acompañados por su familia. “Algunos papás decidieron entrar (a la primera sesión) y ellos platicaban con sus hijos de lo que habían hecho en su infancia con ese juguete”.
El siguiente paso es que los niños sean capaces de definir las piezas unitarias, no sólo de ensamblarlas y pintarlas. Para esto, Marcial ofrecerá, en alguna fecha aún por definirse, un taller completo en una carpintería donde los niños puedan utilizar el serrucho y otras herramientas. Juguetes aún quedan muchos por fabricar: yoyo, trompo, matraca, balero, etcétera.
Para el taller donde será ensamblado el caballo, Marcial solicita a los padres puntualidad. A la sesión sólo ingresarán las treinta primeras personas que soliciten el acceso el mismo domingo en la biblioteca.
La Biblioteca Pública del Estado de Jalisco ofrece, además de este taller, cursos para incentivar la lectura en niños y jóvenes o para promover la redacción creativa; sesiones interactivas para la creación de libros de artista, el análisis de la ciencia, la creación de guión, la apreciación del cine, el aprendizaje de ciencias computacionales, entre muchos otros temas.