Escritor de novelas lo mismo que libros de divulgación científica, Carlos Chimal vive con un pie en cada campo, en un espacio híbrido que se ha construido a base de giros de timón desde su época universitaria: por las mañanas iba a la Facultad de Ciencias Químicas y jugaba futbol americano; abandonó las tacleadas para inscribirse por las tardes a la Facultad de Filosofía y Letras; luego abandonó la Química para ser becario de Augusto Monterroso, y más tarde abandonó la UNAM para hacerse corresponsal de Vuelta y otros medio impresos, mientras vivía de otra beca en Londres. Su curiosidad y buena pluma lo han llevado a los laboratorios y universidades más prestigiosos para entrevistar a las grandes mentes de nuestro tiempo, a dirigir revistas, a publicar libros constantemente y a ser miembro del Sistema Nacional de Creadores. La semana pasada estuvo en Guadalajara para impartir un curso sobre ciencia y literatura, vistas a través de su experiencia personal.
Egolatría
Para escribir hay que ser ególatra: el sólo hecho de querer publicar y que otros te lean ya es un atrevimiento increíble. Pero no tiene nada de malo esta egolatría, hay que ejercerla, hay que escribir y olvidarnos del mundo, que nos quita tanto tiempo; por eso casi nunca reviso mi Facebook.
Nadar
Soy un nadador empedernido. Como no sé meditar, nado: después de un kilómetro, la mente se pone en blanco y es entonces cuando a veces se me aparece la solución para una escena que tenía atorada, o surge una idea maravillosa. Pero sólo a veces.
Ideales
Nunca fui un extremista de izquierdas, tampoco un fanático de derechas. Pero sí tengo ideales, como la meritocracia. No creo en una sociedad donde todos sean ricos, ni por supuesto en una donde todos sean pobres. Pobres y ricos los habrá siempre, pero que sea por sus méritos, por seguir las reglas que nos regulan, por jugar bien el juego.
Divulgación
En los últimos años se ha diversificado el público de la divulgación científica. Aunque en pequeños grupos, sí hay interesados en los cruces que tiene la ciencia con otros campos, como el arte, la literatura, las humanidades… especialmente con El viajero científico he visto que el feedback es mucho mayor, que los lectores son muchos y que efectivamente confirma vocaciones… o las pone en duda.
Periodismo
También he hecho mucho periodismo y creo que es una cosa hermosa, pero también creo que es un desastre porque la mayoría de los periodistas son unos flojos, no hacen su tarea: llegan a entrevistar a alguien nada más para que les platiquen lo que hacen y sacar la nota del día. Me pasó hace poco con un reportero del Metro o algo así, y tuve que decirle que no porque sinceramente ¿qué le iba a poder decir a sus lectores? Lamentablemente a ese público no le interesan libros como los míos, no los leen. Para hacer periodismo sobre ciencia en específico hay que estar dispuestos a profundizar, a estudiar dos meses sobre el campo de ese especialista y entonces llegar con preguntas realmente interesantes.
Ficción + ciencia
Puede distinguirse entre la ciencia ficción y la ficción científica. La primera es pura fantasía y suele elaborar sus tramas alrededor de ideas deformadas de la ciencia y la tecnología, llevar hasta el extremo un supuesto como la colonización de otros planetas o la clonación. La ficción científica, por su lado, se acerca a la anticipación, logra proyectar ideas fantasiosas como una virtualidad, como una fingida realidad que se parece a la nuestra pero que no lo es, y nos fascina por eso. En mi opinión, J. G. Ballard marcó el futuro de esta literatura híbrida.