Claudia Recinos

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Una decisión inapropiada, un impulso arrebatado, arrastra consecuencias que transforman la vida por completo. ¿En qué situación o momento quebrantamos la responsabilidad de nuestros actos? Claudia Recinos, actriz y fundadora del grupo Escena Imprudente, profundiza en este cuestionamiento y examina esa delgada línea entre la libertad y el aislamiento. Motivada por la experiencia profesional, la joven artista imparte talleres de actuación en el Cereso de Puente Grande, vivencia que traduce en la puesta en escena de Invisible, una producción que presenta actualmente en Estudio Diana. El matadero y Adiós querido Cuco, representan algunos de los montajes más destacados en la carrera de Recinos. No tocar, obra que aborda el tema del abuso infantil, y que es encabezada por la actriz, participará en la próxima muestra nacional de teatro, en San Luis Potosí.                

Invisible
El título inicial de la obra fue Procesos de libertad. La idea surgió por la necesidad de hablar sobre las personas en prisión. Propuse este proyecto al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, con la intención de ofrecer un taller en un centro penitenciario —durante un año— y efectuar una puesta en escena. Aceptaron esta iniciativa y me otorgaron la beca. Luego, el sistema de seguridad pública me asignó al Centro de readaptación social de Puente Grande, lugar en el que imparto clases de teatro. En Invisible retomo las historias de los reclusos: lo que piensan de la libertad, la delincuencia, la sociedad y el gobierno.

Director
Marco Vieyra es un dramaturgo que ofrece ventajas. Es director de escena, y además, escribe con el propósito de llevar inmediatamente al espectador hacia el punto de acción. Vieyra no sigue lineamientos, no es “cuadrado”. Esta condición funcionó bastante para Invisible. La dramaturgia en esta obra no es completamente de él. El trabajo también incorpora las experiencias de mis alumnos. Ellos me entregaron cosas escritas, me proporcionaron archivos de audio: todo ese material fue utilizado para la puesta en escena. Vieyra es un director joven, que arriesga, además, tiene una visión contemporánea de la escena. La obra requería de alguien con estas características: que resolviera las situaciones de una manera eficaz.

Libertad 
Es una oportunidad para cuestionar su existencia. Una reflexión sobre el uso que hacemos de ésta. Obtuve conciencia de lo que sucede dentro de un penal hasta que entré en contacto con los internos. Las autoridades limitan los proyectos. Significó una batalla obtener el permiso para brindar los talleres.

Taller
El aprendizaje teatral significa una filtración hacia mi parte interna. En esta búsqueda de conocimientos, nació una fuerte inquietud por encontrar aportaciones. Los internos tienen la costumbre de las pastorelas, cosas básicas, y sinceramente, creo que ellos son capaces de ofrecer más: pueden hacer magia. El director les dio unos ejercicios increíbles. Con estas prácticas conectaron de inmediato con su realidad. La idea siempre fue mantener la congruencia. Los internos me decían con cierto desconcierto: “maestra, ¿cuándo va a llegar con un guión para que lo aprendamos?”. El trabajo consistió en ejercicios de energía y de sensibilización.  

No tocar
Es una obra que continúa produciéndome satisfacciones. Mantiene luz propia —algo extraño y paradójico—, porque es una producción de temática oscura. Cuatro temporadas en Guadalajara, una en la Ciudad de México, además de la participación en distintos festivales, representó un trabajo intenso. Esta puesta en escena fue seleccionada para la próxima muestra nacional de teatro, algo que me emociona, pero que también me produce un poco de miedo, porque una parte del público será especialista.

 

Escena imprudente
Dirijo este grupo de teatro. Es un proyecto básico. Como actriz, me parece difícil separarme de las instituciones (aunque sea lo ideal). Quisiera decir: “soy totalmente independiente”, pero no es así. Trabajo en un foro, y una institución ofrece publicidad a mi trabajo: esa es la realidad.

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