Ajeno a su rumor
duerme protegido por la lluvia
que moja lenta su corazón
Se confunde con la noche húmeda
lejos de las visiones en sus ojos
Está en el mundo
como el árbol más alto frente a su ventana
Sacude las gotas que mojan su fronda
Va como un ciego con su paisaje interno
que duda de sí
mas nunca del paisaje
Está en el mundo
quieto en espera de un cambio de tono en el silencio
Pájaro extraño
bordea las calles
temeroso de los espasmos en sus alas
Lleva sobre sus hombros el grácil cuerpo de la muerte
con su aliento en la nuca
Otra densidad cobra el día bajo su luz
envuelto en el manto de lo predestinado
cada vez más estrecha la prisión de su cuerpo
La hierba se cerrará también sobre ese cuerpo
Y la lluvia repiquetea insistente
Es muchas aguas
Muchas voces que le piden que calle
Que no escriba las líneas que descubre en sus manos
pues lo que otorga al papel
sucederá
Es inútil:
Es el futuro un túnel que se abrió en su alma
Es una grieta impronunciable
Por su boca se derrama la solidez del mundo
Y las predicciones que untan su piel
queman su lengua
No el silencio
No el éter
ni el signo garabateado
apagarán su grito de terror nocturno
Adriana Díaz Enciso