La participación activa de la sociedad civil parece que empieza a despertar y es bueno. La organización de las personas ante el hecho indignante de que ya no cuentan con un familiar y que las instituciones como la Fiscalía del Estado y el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses no se den “abasto” para atender este “fenómeno social”, me hace comparar la situación que vivió la Argentina después del régimen militar con la aparición de las Abuelas de la Plaza de Mayo”, cuyo papel marcó una historia increíble por parte de la sociedad civil organizada.
Estas abuelas se dieron a la tarea de día a día visitar instituciones y juzgados para exigir saber dónde estaban sus hijos y sus nietos; esta tenaz e incasable labor empezó a dar resultados palpables 41 años después se siga contando esta historia, que en otro país y otro tiempo sirva para que en México las madres de los desparecidos cuenten su propia historia desenmascarando la falta de humanidad y la insensibilidad de los funcionarios públicos.