En un departamento casi subterráneo, con vistas a las copas de los árboles de un parque por un lado, y a un alto paredón con jardín por el otro, vive Dora Moro. Poeta nacida en 1969, está orgullosa de cada año transcurrido y pero también confunde con su menuda figura, su expresión impasible y sus respuestas directas. Con una larga trayectoria como tallerista y un par de títulos (La apuesta y Por si la recua) en su bagaje, Dora acaba de ganar el segundo lugar del Certamen Internacional de Literatura Letras del Bicentenario Sor Juana Inés de la Cruz, por Veinticinco sesentayocho, que se publicará en el sello Biblioteca Mexiquense a principios del próximo año.
Goeritz
Ahora estoy trabajando en un nuevo libro, Arquitectura. Después de tanto escribir sobre emociones y de meterme en carne viva en los personajes, quise hacer algo cuadrado y lo más cuadrado que se me ocurrió fue eso, arquitectura. Todavía no estoy segura de que ese título se vaya a quedar y ni siquiera de que logre terminarlo, ya que soy un manojo de nervios. Pero me ha servido tener un hilo conductor antes de comenzar a escribir, que no es propiamente sobre arquitectura, sino más bien alrededor de la obra de Mathias Goeritz, en especial su escultura urbana.
Ritmo
Escribí Veinticinco sesentayocho en máquina de escribir para ver si el sonido de las teclas afectaba en alguna medida al ritmo interno de las oraciones, de los versos. No fue una excentricidad, sino auténtico experimento fallido: fui tan arrítmica como siempre, sincopada, como dicen algunos.
Serpenteo
El valor que más aprecio en la poesía que leo y el que más me gustaría lograr en la mía es algo a lo que yo le llamo serpenteo. Es una sensación que sólo puedo explicar con una metáfora: el serpenteo es como si te subieras a un tobogán y dieras vueltas y vueltas mientras navegas en el interior.
Solitaria
No pertenezco a ningún grupo. Conozco a varios con ideas muy estructuradas de lo que es la poesía, algunos son incluso amigos: están los novísimos y los poetas salvajes, por ejemplo. Yo prefiero a los poetas únicos, como Eduardo Lizalde y Gerardo Deniz, ese es el tipo de gente que yo admiro. Yo quiero ser así cuando sea grande. Por otra parte, mis amigos poetas no viven en Guadalajara, y aún a la gente de aquí que me gusta como escribe casi nunca la veo. Soy más bien solitaria, extrovertida pero solitaria.
Intuición
No hemos sido entrenados para leer poesía, porque ésta no es una lectura de comprensión sino que, como la música, se atrapa por medio de la intuición. Es un canal distinto, como cuando te conectas a una frecuencia de rock progresivo y luego una de clásica: yo no me pongo igual sensorialmente cuando leo poesía que cuando tengo enfrente poesía visual, o cuando leo teoría literaria, que también me encanta. Pero hay ciertos canales con los que no puedo conectar y los abandono… pienso que hay que guiarse por el gusto, que la mejor poesía es la que te gusta, y que dentro de esa categoría tiene que estar la propia o estás perdido.
Veinticinco sesentayocho
Este libro había estado reposando desde 2008 y por ese tiempo le busqué publicación en algún lado, pero no se concretó. Le tocó correr con una suerte muy distinta y que me parece más grata, porque va a estar disponible en México. Además, ¿a quién no le llega en buen momento un premio?