El futuro del piteado

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En la sala de juntas del palacio municipal de Colotlán hay un mural bordado en un lienzo de cuero, en el que están representados los símbolos del pueblo: el escudo que lleva al centro un alacrán, un charro, la iglesia, los portales y el busto del expresidente Victoriano Huerta, nacido aquí. El mural mismo es una muestra de una de las principales actividades económicas de este municipio del Norte de Jalisco, la talabartería, en particular la producción de cintos y monturas que aquí se caracterizan por el bordado con pita, o piteado. Actividad que es un estandarte del municipio, tanto que a Colotlán se le conoce como “la capital mundial del piteado”.

Para preservar esta actividad artesanal, que tuvo su auge en los años noventa —pero que ha visto su declive en los últimos diez años— un grupo de artesanos de esta rama decidieron formar una cooperativa para garantizar mejores condiciones laborales de todos los asociados a través de la construcción de un centro artesanal que reúna a los principales talleres.

El grupo, de alrededor de ochenta socios —de los que cincuenta son talabarteros—, adquirió un terreno ubicado en la Explanada Zaragoza, sobre la carretera Guadalajara-Zacatecas, con una inversión de 4.5 millones de pesos, para asegurar lo que en el futuro será un local comercial en un centro que por su ubicación pueda mejorar la promoción y la venta de sus productos, así como invertir en una propiedad.

Martín Lares, director de la sociedad cooperativa, comenta sobre el proyecto que “ahora estamos en el primer paso, conseguir el terreno, lo que sigue son diversas gestiones de planes arquitectónicos, de viabilidad, el proyecto ejecutivo, que son necesarios para emprender el plan de manera formal”.

La idea es que en el futuro el proyecto pueda juntarse con el ya aprobado Corredor Cultural, implementado por el gobierno estatal, con el fin de aprovechar la difusión de ambos proyectos, los cuales, pese a algunas diferencias de los fines que persiguen, pretenden fomentar las artesanías locales.

Lares apunta que el comercio de estos productos tradicionales crecería para los artesanos en un cincuenta por ciento, ya que “facilitaría el acceso para todo el público, aquí en el centro estamos todos separados, resolvería el problema del estacionamiento y la concentración de diferentes productos”.

Mientras que el Corredor Cultural contará con una sala de exhibición, una escuela de talabartería y una sala de información histórica de la actividad, haciendo la experiencia del visitante más integral.

Tras la propuesta, la cooperativa decidió acercar su proyecto a diferentes dependencias gubernamentales y privadas, entre las cuales el Centro Universitario del Norte, donde el rector, Gerardo Mejía, los remitió al departamento de Productividad y Desarrollo Tecnológico, para aportar así lo que será el segundo paso de la iniciativa: el proyecto ejecutivo.

“Nosotros, desde el departamento, haremos un plan de desarrollo, de viabilidad en la infraestructura del centro comercial que se quiere realizar, en la factibilidad de la materialización y de la construcción, para que la cooperativa, en su momento, pueda concentrar los fondos y esfuerzos en un proyecto viable”, comenta el director de dicho departamento, José de Jesús de León García.

El plan ejecutivo, entre otras cosas, incluye un estudio que determinará el costo del edificio, el impacto urbano dentro de la zona y dentro del municipio, así como la viabilidad de la incorporación de servicios como el agua potable, el drenaje, entre otras cosas, según las condiciones del espacio. También incluiría las recomendaciones del diseño arquitectónico del edificio y la viabilidad constructiva en interrelación con el entorno.

La intención del  CUNorte es atender el compromiso que la Universidad de Guadalajara tiene con la región, sin embargo, se deslindan del triunfo o el fracaso que pueda tener la cooperativa, tomando en cuenta las fallidas tentativas de unión de los talabarteros en otros años, y tomando en consideración que la cooperativa aún está buscando los recursos para la construcción del inmueble, a través de financiamientos gubernamentales.

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