Era un joven de 24 años, con preferencias sexuales distintas, pero la familia al conocer su condición lo rechazó.
Sin embargo, nunca acudió con un especialista o una instancia para que lo ayudara, ni comentó sus intenciones. Solo estaba deprimido y hace un año lo encontraron ahorcado al interior de un closet, en su casa, comentó un estudiante del Centro Universitario de la Ciénega, vecino del ahora difunto.
“Aunque no tenía mucho trato con él, si me afectó, ya que lo conocía de años. Yo no soy ese tipo de personas, pienso que si tienes algún problema, debes enfrentarlo tal cual. Si se nos cierra una puerta, otras se abrirán”.
De acuerdo con especialistas, por cada mil personas que habitan en Jalisco, 6.7 se quitan la vida. El índice de casos en el estado está por encima de la media nacional, que es de 4.6 por ciento.
Por esto, el suicidio representa un serio asunto de salud pública para Jalisco y México, que tiende al aumento.
Más allá de los números, los factores que inciden en este problema y que afectan, en especial, a los jóvenes, son las condiciones y cambios sociales, económicos, culturales, demográficos, domésticos, políticos e ideológicos.
Para Marco, alumno de este plantel, la historia fue diferente. Un familiar suyo quiso suicidarse, ya que desde muy joven tenía problemas con sus padres.
“Una vez me comentó que se quitaría la vida”, pero, sin haber buscado ayuda psicológica, ella misma pensó que no dejaría a sus hijos.
Quienes cometen estos actos requieren de ayuda, desahogarse, platicar con alguien, ya que tienen problemas que no pueden resolver”.
Guadalajara y la Ciénega, con más suicidios
De acuerdo con el director del Centro de evaluación e investigación psicológica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), Francisco Gutiérrez, el municipio de Guadalajara y la región Ciénega tienen el mayor número de suicidios.
Muchos de los factores que en Ocotlán se empiezan a dar, son problemas relacionados con el alcohol, consumo de drogas e inseguridad pública.
Según la académica del CUCiénega, Alma Jéssica Velázquez Gallardo, quien tiene una especialidad en ciencias forenses y otra en criminología, el fenómeno ha aumentado de un año a la fecha. Aunque es raro, hemos encontrado hasta dos actos por día en esta jurisdicción.
Esta situación es causada por dificultades familiares o amorosas entre los jóvenes, por problemas económicos e infidelidad de la pareja, en mayor medida, entre los adultos.
Francisco Gutiérrez dijo que en menos de 30 años se ha quintuplicado la tasa de defunciones por suicidios. “Para 1970 era de 0.27, por cada de 100 mil habitantes, para el 2004 fue de 5.4”.
Durante décadas estos actos lo cometían personas entre 30 y 40 años o 60, mas sin embargo, en la actualidad, el grupo más vulnerable en Jalisco es de 15 a 24 años. Desde 1997 apareció el suicidio infantil.
En la entidad, el trastorno representa la causa número 16 de mortalidad de la población. El 75 por ciento de los casos son en la zona metropolitana de Guadalajara, y el 25 por ciento en municipios.
“Del total, el 80 por ciento fue del sexo masculino y el restante femenino. Para el primero los métodos son el ahorcamiento y disparo por arma de fuego, para el otro género, arma blanca y consumo de tóxicos.
Para Velázquez Gallardo, está documentado que las mujeres intentan más el suicidio, pero los hombres son los que lo alcanzan en mayor medida.
Depresión, estrés, desencanto
Problemas como el estrés y la depresión, se ha disparado en los últimos 10 años en México. El 90 por ciento de los jóvenes vive con ello, otra cosa es que no lo manifiesten, indicó el académico del CUCiénega, doctor en ciencias antropológicas, Eliseo López Cortez.
Previó que pudiera haber un mayor índice de muertes en México y el mundo. “Estamos en el inicio de una epidemia, pues las presiones sociales sobre los jóvenes aumentarán y muchos de ellos no tienen con qué responder”.
Desde el punto de vista antropológico, el fenómeno es ocasionado por cambios culturales, sociales, económico entre otros, que generan efectos en lo psicológico.
Por ejemplo, ahora las sociedades están sustentadas en el conocimiento global, el problema es que avanza más rápido de lo que imaginamos.
López Cortez, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, con posgrados en antropología social y psicolingí¼ística, dijo que otras dificultades sociales que llevan a tomar una decisión equivocada son:
Los jóvenes deben hacer más cosas en menos tiempo. Por ejemplo, en la década de los 80, los programas para que una persona obtuviera el doctorado era a los 45 años, en los 90 bajó a los 35 y en esta década, es antes de los 30.
“Además, hay menos oportunidades laborales, la población tiene que trabajar más para ganar menos”, o bien que los jóvenes vengan de un hogar disfuncional. Estos y otros aspectos generan conflictos, estrés, depresión, desencanto e inadaptación de la persona.
La falta de amor entre los nueve meses y los cuatro años, genera individuos disfuncionales y cuando tenga que afrontar una presión, no podrá hacerlo pues carece de una plataforma o madurez necesaria. “Eso le pasó a la generación X”.
Eliseo López Cortez dijo que a pesar de ser la sociedad del conocimiento, se privilegia el tener, más que el ser.
“El conocimiento intangible no tiene prestigio, sino su materialización, es decir, el dinero, el poder, un auto último modelo. El problema es que si no las cumples, genera baja autoestima”.
Las escuelas y las autoridades no han detectado el problema con precisión, y por lo tanto no se ha establecido una revolución educativa que capacite al niño o joven, por tipo de inteligencia y habilidades.
En México, el modelo educativo privilegia el conocimiento matemático, descuidan otros tipos de saber y habilidades como la inteligencia espacial, que emplean los artistas, o la psicológica, con esta, los jóvenes no presentan problemas o si los tienen, pueden resolverlos de una forma más fácil.
“Cuando un niño o joven tiene habilidades bien ensambladas con su tipo de inteligencia, está realizado. Cuando se da cuenta de que puede enfrentar las demandas y presiones de la sociedad, el estrés, depresión y suicidios disminuirán, aunque no desaparecerán, pues no hay sociedad perfecta”.
Faltan acciones jurídicas
Velázquez Gallardo, quien colaboró en la Procuraduría General de Justicia del Estado de Jalisco (PGJEJ) y la General de la República (PGR), comentó que la vida al ser un bien jurídico protegido por la norma, cuyo titular es cada persona, si una decide poner fin, no se le puede sancionar.
En el supuesto que hubiera recibido ayuda o fuera impulsado, la conducta sí es penada por el Código penal de Jalisco. En el municipio de Ocotlán, no hay ningún caso en este sentido.
La licenciada penalista consideró que es preocupante el problema y “hace falta mucho por hacer.
“El artículo cuarto constitucional establece que el estado debe poner todo lo necesario para proteger la salud de las personas. A pesar de que hay esfuerzos, no han sido eficaces los medios con que intentan resolverlos, ya que tienen un Instituto de salud mental y un Centro de intervención en crisis, pero vemos las cifras, y no han dado los resultados esperados”.
En Jalisco, el mayor problema es que la gran cantidad de las organizaciones y dependencias, se concentran en la ZMG y poco se crean las estructuras similares en municipios, con personal y presupuesto adecuado.
Alma Velázquez comentó que faltan acciones desde el punto de vista jurídico. “En el congreso pudieran discutirse algunas: Instrumentar un organismo que dependa de la Secretaría de Salud, que no solo realice charlas para prevenir el suicidio, sino estructure un programa que realmente ataque a este fenómeno y alcance los fines de la carta magna.
“Si todos sabemos que el suicidio se da en parte por ingesta de droga, depresión, problemas familiares, escolares, de pareja, es donde podemos intervenir como sociedad y organizaciones”.
Consideró necesaria una reforma-adición a la Ley estatal de salud para implementar un capítulo específico sobre la prevención del suicidio, que no lo tiene.
Recomendaciones
El director del Centro de evaluación e investigación psicológica de la UdeG, Francisco Gutiérrez, comentó que la persona que desea suicidarse, atraviesa por un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizada por que los métodos que utilizan para resolver sus problemas, no le funcionan.
“El pensamiento llega a ser muchas veces catastrófico, nada es importante para él, nadie lo toma en cuenta, o bien ha pasado por una serie de fracasos acumulados que lo llevan a perder el sentido por la vida”.
Las personas que intentan suicidarse pueden enviar señales, entre ellas, regalar sus pertenencias, despedirse en vida, abandonar sus actividades, (ya no quiere salir con los amigos), se muestra apático, retraído, con aislamiento afectivo, está susceptible, se enoja con facilidad.
La familia al saber que un integrante quiere arrancarse la vida, debe mantener la calma, fomentar la verbalización, aplicar los “primeros auxilios psicológicos” (actividades que proporcionen satisfacción de logro), no rechazarlo, ni discutir, darle confianza, retirar objetos nocivos y derivarlo a un servicio especializado.
En caso de haber una víctima, los familiares deben trabajar en el manejo del duelo (despedida), resignificación del lugar donde ocurrió el hecho, empacar pertenencias, cambiar de orden los muebles, revisar ideas de tristeza e involucrarse en actividades que les den satisfacción de logro.
Indicó que las autoridades y los diferentes sectores de la población deben trabajar en redes sociales de apoyo, en el ámbito educativo, de seguridad, en las empresas y mediante módulos instruir en aspectos para mejorar la calidad de vida, capacitación continua a docentes, entre otros.
También es necesario reforzar unidades de emergencia donde se atienden personas con intentos suicidas, tener unidades móviles para que brinden servicio de psicoterapia a la población.
El suicidio es una responsabilidad de prevención de todos los sectores. Una soga no los hará libres.