Cada semana leo este medio de comunicación. Digamos que soy fanática de éste, por muchas razones. Una de éstas es la libre expresión, no solo de los colaboradores que semana a semana trabajan en sus escritos para brindarnos información de calidad, sino también de las personas que alzan la voz en contra de lo que afecta a la sociedad o que quieren participar aportando datos por medio del correo electrónico.
Una de estas opiniones fue la vertida exactamente el lunes 10 de diciembre de 2007 (año 6, edición 509), con el título de “Calidad educativa”, con la cual al ir leyendo estuve de acuerdo, hasta que llegue al final, en que textualmente decía: “Creo que es hora de exigir una calidad educativa digna”…
¿Qué? Yo no lo creo. Soy estudiante de esta Universidad, de lo cual estoy totalmente orgullosa y sé que la educación que recibimos, independientemente del centro universitario al que vayamos, así como de la carrera, es digna.
Tenemos la fortuna de que esta Universidad naciera en Jalisco y que no solo sea reconocida en el ámbito nacional.
Estoy de acuerdo en que hay que exigir educación de calidad, pero podríamos empezar primero por ser estudiantes de calidad.