AL OBSERVAR EL HILO DE SEDA
que va dejando embarrado sobre el cristal
comprendo que las rutas del caracol son misteriosas:
sólo el caracol sabe a dónde va.
El caracol en su tienda de campaña
acampa donde sea, es un nómada perpetuo,
es un solitario empedernido
que ni siquiera procede del país de los caracoles;
es un hermafrodita promiscuo
tal vez el modelo del Andrógino
que ya no suspira por su mitad perdida.
Las constelaciones espirales
son los caracoles que dejan un hilo de luz
al deslizarse lentamente en la tierra negra de la noche.
Si escuchamos al caracol
oímos el sonido más antiguo del mundo,
el corno de la primera orquesta
que se escuchó en la profundidad del aire.
Si tuviéramos paciencia suficiente
un día llegaría el caracol hasta nosotros
y nos revelaría su secreto,
pero siempre estamos huyéndole
pues sabemos que su secreto nos desbarataría
igual que la sal a su cuerpo de gelatina fría.
Raúl Aceves Lozano
Selección: Filemón Hernández