Muchos mexicanos tienen la idea de que los partidos políticos no son verdaderos representantes de la voluntad popular, sino que sirven a sus intereses y solapan la corrupción.
Este fenómeno ocurre no solo en México, sino en muchos otros países del mundo. Diversos estudios en los ámbitos nacional e internacional denotan la escasa credibilidad de estas instituciones y el poco entusiasmo de la ciudadanía por pertenecer a las mismas.
De acuerdo con el informe sobre democracia en América latina, del programa de Naciones Unidas para el desarrollo, el 4.4 por ciento de la población en México ejecuta acciones de tipo político y colabora en organizaciones de este género, mientras que en Brasil y Costa Rica la cifra llega al siete por ciento y en Paraguay solo una décima parte de la ciudadanía.
Según el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática, el cuatro por ciento de los mexicanos pertenece a algún partido político.
Tal cifra denota el poco interés que generan dichos organismos, señaló el politólogo de la UdeG, Marco Antonio Cortés Guardado.
Mencionó que solo un sector de la población se adhiere a los partidos políticos: el de “quienes tienen intereses políticos, económicos o ideológicos muy identificados con estas organizaciones. Ello no significa que los ciudadanos no simpaticen con algún partido, pero prefieren no unírsele”.
Dijo que a la poca importancia que los mexicanos dan a la política se suma la mala imagen que tienen de los partidos como instituciones y de ciertos personajes que ocupan posiciones de liderazgo en éstos.
“Los partidos representan la visión política de un segmento de la sociedad. Los mexicanos desean expresiones políticas que propicien la unidad, que hablen en función de los intereses generales de la nación, que vean por la sociedad y que tengan una visión amplia”.
Existe la idea de que dichos órganos están ensimismados en sus intereses y perspectivas parciales de la realidad mexicana, lo que contribuye a que los ciudadanos tengan una visión deplorable de los partidos.
En opinión de la académica del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Laura Patricia Romero Miranda, la crisis partidaria es un problema grave, que tiene por lo menos 10 años de antigí¼edad.
Tal conflicto es producto del modelo económico, “en el que los sistemas sociales son profundamente desiguales y antidemocráticos”.
“Tenemos regímenes políticos que pretenden ser democráticos, pero la realidad ha demostrado que una democracia verdadera no la podemos construir en un sistema social excluyente y polarizado”.
Los sistemas de representación propios de la democracia, en que los partidos políticos eran el pivote fundamental, fueron cuestionados. “Estamos atrapados en esa contradicción y por eso la gente no cree en la democracia ni en los partidos”.
En contraparte, la sociedad civil optó por unirse. Ante la necesidad de resolver los problemas sociales, constituyó organizaciones no gubernamentales (Ong´s), grupos de presión y movimientos sociales.
Subrayó que la población es apática a los órganos políticos, pues como todas las formas de organización, “tienden a burocratizarse, a concentrar los privilegios en unas cuantas manos”.
Los especialistas coincidieron en señalar que esta crisis podría ser aminorada cuando los partidos se abran a la sociedad.
“Deben ser ciudadanizados, ser menos verticales en sus estructuras y convertirse en instrumentos de la ciudadanía y mediadores de sus intereses ante el Estado y el sistema político”, apuntó Romero Miranda.
Añadió que los partidos son un mal necesario, pues aunque pocos creen en éstos, resultan insustituibles.
“En los sistemas democráticos todavía no hay ninguna organización –ni siquiera las Ong’s–, que los suplante como mediadores entre la sociedad civil y el sistema político”.
Aseveró que en la medida en que los partidos estén al servicio de quien los mantienen, que es la sociedad, de sus intereses, demandas y necesidades, “la gente les verá utilidad y pugnará porque sean fortalecidos. De otra manera no querrá seguir alimentando burocracias de altos salarios y poca eficiencia”.
Jaliscienses desconfían de instituciones políticas
Más de la mitad de la población jalisciense desconfía de las instituciones y el sistema político mexicanos, de acuerdo con una encuesta realizada por el académico de la Universidad de Guadalajara, Marco Antonio Cortés Guardado.
La población jalisciense duda también del sistema jurídico y de los diputados. A estos los colocó en la última posición de la encuesta, con solo 25 por ciento de menciones favorables.
La desconfianza abarca lo mismo al gobierno que al sistema político. Al preguntar a los entrevistados por cuál nivel de la administración sienten más confianza, la respuesta más numerosa fue “ninguno”, con el 33 por ciento.
A pesar de la desconfianza, la participación electoral y política prevalece en alguna medida.
El 40 por ciento de los entrevistados afirmó pertenecer a alguna organización religiosa, deportiva, sindical, vecinal, no gubernamental, profesional o política. Sin embargo, la proporción de quienes no forman parte de ninguna asociación es alta, pues alcanza el 60 por ciento.
De quienes aceptan pertenecer a algún tipo de organismo, el 14 por ciento está integrado a asociaciones de tipo religioso, siete por ciento a sindicatos, mientras que solo tres de cien forman parte de comités vecinales y el dos por ciento a algún gremio político.
La pertenencia a asociaciones de voluntarios es posible en función de ciertas variables, como la confianza interpersonal y la apreciación que los ciudadanos tienen de sus derechos cívicos, pues casi el 59 por ciento de las personas que confían en sus conciudadanos asegura participar en alguna agrupación de esta índole.
¿Qué opinan los partidos?
A los ciudadanos no les interesa participar con los partidos, porque no se consideran representados y existe una mala imagen de estos como instituciones, aceptó el presidente electo del PRD en Jalisco, Samuel Romero Valle.
Dijo que la población no considera a las instituciones políticas como intermediarias ante el Estado, cuestión evidente no solo en los índices de filiación, sino también en el abstencionismo durante los comicios.
Mencionó que los partidos deben acercarse más a la sociedad y abrirse a esta para conocer sus verdaderas necesidades e intereses. “El PRD tiene disposición para hacerlo”.
Antonio Gloria Morales, líder del PAN en la entidad, consideró que la poca afiliación es resultado del desinterés de la ciudadanía por la vida ordinaria de los partidos, mas no por la política.
Afirmó que existe participación de la gente en las instituciones partidistas, aunque esta se reduce a los tiempos electorales, lo que no significa un compromiso que afecte a su tiempo, dinero y patrimonio.
El líder panista juzgó que tal situación “es normal, y no hay porqué alarmarse”, pues la militancia es para “quienes tienen la vocación de servicio público y no necesariamente para todos”.
En opinión del diputado y dirigente estatal del PRI, Ramiro Hernández, las instituciones partidarias no han diseñado una verdadera estrategia para acercarse a la ciudadanía.
“En la medida en que la política es más mediática, hay un aislamiento de los partidos, lo que genera desinterés entre la población. No existen condiciones para el intercambio de opiniones y puntos de vista”.
Puntualizó que cuando las causas de los partidos sean las mismas que las de la gente, en ese momento “captaremos el interés de los ciudadanos, porque verán la posibilidad de solución a sus problemas”.