La danza de la vida

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En 1947 el Consejo de Seguridad de la ONU acordó la creación de una comisión para el desarme mundial. Es también en ese año cuando el mismo organismo cede a los Estados Unidos las islas del Pacífico que estaban bajo mando japonés. Los ecos de la Segunda Guerra mundial seguían latiendo, especialmente en Japón, en donde una nueva generación de artistas vendría para la reconstrucción del espíritu nipón. 1947 es el año del nacimiento de Tadashi Endo, uno de los representantes más reconocidos de la danza butoh. También es el nombre del espectáculo que Endo presentó la semana pasada en Laboratorio de Arte Variedades (LARVA), como parte de la Muestra Internacional de Butoh y Expresiones Contemporáneas organizada por ANZAR,  compañía de danza de la Universidad de Guadalajara.  

Heredero de Kazuo Ohno, uno de los fundadores de esta disciplina artística, Endo recupera la idea central de su mentor: “Todos pueden bailar butoh —quizá no el butoh japonés— pero todos pueden encontrar su propio butoh”. La pieza está basada en su biografía, el nombre es su nacimiento, el origen de la luz personal. 1947 está armada en cuadros escénicos que recuperan imágenes completamente personales de Endo para evocar a su familia, su país, su historia. La oscuridad está dentro y sale del cuerpo para cegarlo todo por un instante. Endo se agita en la primera y violenta respiración con la que inicia la obra: la existencia. Lo que viene después conmueve profundamente. El doloroso gesto, el ruidoso golpe del cuerpo que cae, su desnudez, el halo blanquecino de sus despeinadas canas a contraluz, el trazo de pasos perfectos, todo ocurre y asombra con la misma intensidad con la que nos sorprenden los fenómenos naturales, que conmueven y turban a la vez con su belleza.  

La visita de Endo es la tercera en la programación de esta Muestra de Butoh que organizan Mónica Castellanos, Eva Luz Carrillo y Conrado Morales, y que gracias al apoyo del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño, CUAAD y la Secretaría de Cultura del Ayuntamiento de Guadalajara puede traer a la ciudad artistas nacionales e internacionales a trabajar con la comunidad artística local en seminarios, talleres y montajes cuyas presentaciones en el LARVA, no tienen costo.  La muestra abrió en marzo con la presencia de Katsura Kan quien luego de impartir un taller, presentó un ensamble con los participantes. En el mes siguiente vino Lola Lince, quien también trabajó con bailarines locales y tuvo una presentación. ANZAR estrenó Salvoconducto en el mes de julio, una obra resultado del trabajo de la compañía con uno de sus principales cómplices, el conocido coreógrafo Pablo Serna. La Muestra continúa en octubre con la presencia de la bailarina y coreógrafa Alfonsina Riosantos con su obra Autorretrato, y cerrará con la bailarina chilena Eugenia Vargas que presentará la coreografía Espejo Negro, del mismo Tadashi Endo.

Mónica Castellanos explica cómo luego de la visita de la creadora Natsu Nakasima en 2013, decidieron extender las invitaciones y así dar origen a una Muestra de largo aliento que además de contemplar la presencia de  artistas, también integrara a profesionales y pedagogos del arte, como Pilar Medina y Alicia Cardona, quienes también formaron parte de la programación de este año. La intención de esta oferta, abunda Castellanos, es que la comunidad dancística local se pueda integrar y profundice en las distintas áreas que participan de la expresión en la danza.  
La invitación sigue abierta para acercarse al butoh, la danza de la vida.

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