Aun cuando los signos del mercado y la globalización marcan el paso a la productividad de las empresas y a su existencia misma, el sindicalismo, irrefutablemente ligado a la mayoría de las compañías mexicanas, está aún a salvo de escisiones y desprendimientos que pongan en peligro su vigencia, aseguran analistas y líderes de agrupaciones obreras.
Si bien el surgimiento de una nueva Federación de Sindicatos del Estado de México fue calificado como un “cisma”, pues vulneró la solidez de los sindicatos afiliados a la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), este suceso no debe prender las señales de alarma en las organizaciones gremiales, aseguró el secretario general de la Federación Revolucionaria de Obreros y Campesinos de Jalisco (FROCJ), Antonio ílvarez Esparza.
“Es como tratar de destruir un asteroide en el espacio. Le das, lo impactas, pero jamás lo sacas de su órbita”.
El líder obrero jalisciense –quien al momento de alcanzar el poder croquista local fue calificado como “el futuro enterrador de la CROC” tras la muerte de Francisco Silva Romero, fundador de esa central– apunta a una explicación más anecdótica de lo acontecido con las organizaciones mexiquenses: el movimiento fue motivado por la enfermedad del patriarca croquista, Alberto Juárez Blancas, a quien traicionaron sus correligionarios.
Los aumentos injustos unen
El representante de al menos 400 agrupaciones en Jalisco –unos 250 mil empleados y obreros– señaló que las políticas fiscales y el alza en los precios de los productos energéticos de la canasta básica están cohesionando y fortaleciendo a los sindicatos, sobre todo en lo tocante a la gasolina, gas y electricidad.
ílvarez Esparza anunció que en breve el Congreso del Trabajo, organización que aglutina a los representantes obreros “oficiales”, se pronunciará al respecto y emprenderá movilizaciones en contra del deslizamiento mensual de los precios en la energía que usa la población.
No obstante, comenta el líder, es necesario reparar en que el verdadero enemigo del sindicalismo no se encuentra aquí, en México, sino en los designios del mercado y la ventaja que los países de Oriente le han sacado al resto de las naciones.
En cuanto a la mano de obra mexicana, el líder apunta: “ni regalando nuestro trabajo podríamos salvar algunas empresas”. Explica que crisis como la de la industria textil y del calzado identifican al enemigo común, “que está lejos, no aquí. No es el patrón”.
De acuerdo con ílvarez Esparza es cada vez más frecuente el “bracerismo tecnológico”: el escape de miles de mexicanos al extranjero, no solo de quienes se prestan a realizar tareas de todo tipo, sino también de los que recibieron educación y capacitación tecnológica o científica de algún tipo y la ponen al servicio de la industria de otros países.
Sindicato productivo, sindicato fuerte
“La encrucijada para fortalecer a las empresas, y en consecuencia a los sindicatos, ya no solo depende de sus integrantes, sino de varios factores”, dice ílvarez Esparza.
En este sentido, el investigador del Departamento de Estudios Iberoamericanos y Latinoamericanos, de la Universidad de Guadalajara, Ignacio Medina Núñez, afirma:
“No es posible juzgar a los empresarios desde una sola posición. El mundo de los negocios también está dividido: tenemos a empresarios con una visión trasnacional, a los patrones mexicanos que están enraizados en el país y a otros que comparten perspectivas regionales o localistas con propósitos más amplios en el territorio nacional.
“Por eso pienso que hay otras visiones entre los empresarios, según las cuales los sindicatos no son un enemigo a vencer, sino que se posicionan como colaboradores para hacer que las compañías cumplan mejor su función dentro del país”.
La fortaleza de los sindicatos, apunta Medina Núñez, radica en la perspectiva que los empresarios le imprimen a su dinámica patronal. Por ejemplo, “está la posición, que proviene del siglo XIX, según la cual elevar los salarios a los trabajadores significa que tenerlos más contentos es lograr que colaboren mejor con la empresa. En ese sentido diríamos que la visión empresarial” no es unitaria en México.
“Hay quienes siguen con la mentalidad de ver el sindicalismo como enemigo y otros que lo asumen como posible aliado. Así, en la medida en que los gremios estén implicados en elevar la producción, ganan en fortaleza”.
Para el investigador, los patrones necesitan elevar su visión, no seguir atados a esa perspectiva en la que el sindicato era un adversario de clase, pues los gremios también pueden trabajar hombro con hombro a fin de que las empresas funcionen, con un objetivo común: mejorar la producción mediante un mejor nivel de vida de la población.