Ahora que el ex gobernador de Veracruz Javier Duarte está a dieta por motivos políticos, deberíamos tomar su ejemplo para que, de una vez por todas, medio país bajara de peso y el índice de obesidad que impera en México dejara de ser un problema de salud. Pero sabemos que eso no sucederá, porque como igual de falsa es la huelga de hambre a la que se ha “sometido” el exgober, quien después de varios días de “no probar alimento”, según él se dio un descanso para abandonar la “dieta” y comer dizque una sopita con su hermano…
Esa es la falsedad del político y de la política, ese es el mentís de casi todos nosotros los mexicanos que nos mentimos y nos gusta que nos mientan. Entramos a un régimen de dieta, pero como el exgober veracruzano, la abandonamos por un pretexto y ya nada, no seguimos los rigores y bajamos toda exigencia hacia ellos, los políticos y la política, y dejamos nuestro rigor alimenticio y nos damos los atracones de miedo, es así como falseamos y falsean esas dietas él, ellos y nosotros: Duarte, los políticos y la sociedad. Así como en la dieta que nos podría bajar el peso, también deberíamos ser rigurosos con los políticos y ya no permitirles que nos mientan. Deberíamos, pues, en la política como en la vida alimentaria, sostenernos en las acciones sociales que comenzamos. Pero, ya sabemos, nos gusta tragarnos sus mentiras y las nuestras. Falsos que somos.