La doble moral de las máscaras

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Las máscaras y la identidad son dos temas que serán tratados en la puesta en escena del El gran dios Brown, que a partir de este fin de semana se presentará en el Teatro Vivian Blumenthal, bajo la dirección de Luis Manuel Aguilar “Mosco”.

Para el director la sociedad tapatía es de máscaras, lo que es evidente en la apatía, la doble moral y en anteponer una sonrisa hipócrita a lo que realmente se piensa.

“Ante la realidad preferimos ponernos la máscara de la ignominia, ignorancia, ceguera e insensibilidad, todos aspectos de la apatía, y esto destruye la posibilidad de llegar a ser entes completos, de ahí la pertinencia de esta obra teatral”.

La identidad asumida tiene que ver entonces con quitar y poner máscaras. Alguien puede ser uno en el trabajo, otro frente a su hijo o su novia o esposa.

El dramaturgo Eugene O’Neill rescata en El gran dios Brown cómo los seres humanos hemos aprendido en una sociedad neoliberal y capitalistas a mostrar máscaras antes de ser auténticos. El uso de éstas es importante en el texto, en el que están incluidas acotaciones sobre cómo deben utilizarse. “Es un discurso más allá de las palabras, que tiene que ver cómo se relacionan con las acciones”.

En la puesta en escena, el uso de la máscara está acompañado con el movimiento de músculos faciales, lo que implica compenetrarse, estar en el interior del personaje que plantea O’Neil. “En esta obra hay una multiplicidad de lenguajes y una dicotomía aparentemente irreconciliable entre la máscara, como un fenómeno no realista de la escena, y lo que le sucede a los personajes desde lo emocional y lo psicológico”.

Destacó que en el teatro japonés utilizaban máscaras rígidas que representaban arquetipos y en el griego éstas tenían que ver con lo funcional. “Como  en Grecia no existían teatros sofisticados, tenían integradas una especie de megáfono o bocina para que la gente pudiera escuchar la obra desde lejos”.

Lo particular de O’Neill es el aporte psicológico y social para representar personajes tipo.

En la puesta en escena habrá música en vivo, además de que combina distintas técnicas como títere objeto y máscaras que se quitan y ponen los personajes, según sean las intenciones.

El gran dios Brown gira en torno a dos personajes: Anthony (Luis Velázquez), un artista bohemio que se niega a tener un horario de oficina, y Xésar Tena (Gran dios Brown o William Brown), un hombre práctico y pretencioso. Ambos son amigos desde la infancia, pero se envidian y compiten entre sí. Uno desea ser como el otro.

Kärlek Ramos, la actriz del elenco, caracteriza a dos personajes: Margarita, una mujer clasemediera con aspiraciones de escalar socialmente, y Sibila, un personaje conectado con lo espiritual.

Los tres actores, el director y la productora ejecutiva, Lola Bianchin, son parte de la compañía la Piedra de Sísifo.

Eugene O’Neill es un dramaturgo de origen estadounidense, quien fue acreedor al Premio Nobel de Literatura en 1936 y cuatro veces al Premio Pullitzer por Más allá del horizonte, Anna Christie y Extraño interludio.

Luis Manuel Aguilar “Mosco” trabaja en las artes escénicas desde 1984. Es reconocido a nivel nacional por sus trabajos de escenografía, iluminación y dirección.

Entre los montajes que ha dirigido se encuentran La ópera de los tres centavos, Psicosis, Calígula, La fe de los cerdos y Lisístrata.

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