La grulla viajera

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    En 2003 un grupo de alumnas de la Escuela de Biología, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), pidieron a la maestra Rosa Elena Arellano Montoya (quien por más de 22 años había incursionado en el teatro) que las entrenara en las artes escénicas para montar una obra.
    Fue así como nació el grupo de teatro La grulla viajera. “Hicimos algunos ejercicios, improvisaciones y ensayos, hasta que decidimos presentar Risas de humor negro, una pieza escrita por autores mexicanos del llamado teatro joven”, misma que en abril pasado cumplió su primera temporada en El caminante, explica Arellano Montoya.
    “En la obra, que consta de cinco capítulos, hicimos algunas improvisaciones al final. Participamos siete actores. Compartí con ellos el escenario para tratar de apoyarlos y para que sintieran que no estaban solos”.
    Después de dos años de impartir clases en el CUCBA, donde logró conjuntar un equipo de seis actores, Arellano Montoya decidió trasladar el taller de teatro al Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).
    “El grupo comenzó su primera temporada con cuatro alumnas de biología y dos actores de fuera, que contaban con más experiencia. Sin embargo, las muchachas continuaron con su desarrollo profesional, de manera que ahora el grupo tuvo que integrarse con alumnas de trabajo social, del CUCSH, donde impartimos clases los martes y jueves, de 14:00 a 16:00 horas”.

    Lo que viene
    Arellano Montoya explica que preparan un par de montajes para iniciar en julio su próxima temporada y participar en agosto en el concurso de teatro joven, organizado por la Secretaría de Cultura (SC), cuyo premio principal consiste en una temporada completa con el patrocinio de la misma SC.
    “Queremos preparar la obra con el grupo de 13 actores (ocho mujeres y tres hombres). Son cinco comedias cortas que también están combinadas con el teatro joven, es decir, accesible para todos. Deseamos que los muchachos se motiven, a fin de que asistan y participen en el teatro”.
    Un pedazo de vida –que piensan estrenar en julio, en el exconvento del Carmen– es una comedia de humor fino que habla sobre las reflexiones que debemos hacernos cuando alguien muere. “La pieza nos invita a analizar cómo estamos viviendo y cómo nos gustaría llegar a la hora de la muerte”.
    La maestra Arellano Montoya sufraga los gastos que requiere la producción de cada montaje, “aunque luego hemos recuperado la inversión con la venta de boletos para nuestras presentaciones”.
    El próximo semestre piensa regresar al CUCBA para organizar otro taller para animar a los alumnos. “Contará como servicio social para quienes deseen incursionar en las artes escénicas”.

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