Comienza el fin de semana y muchos jóvenes como yo, de todas las edades, se preparan para salir a los antros. Hace unos meses me enteré de la tragedia que sucedió en un antro en la ciudad de México, donde murieron muchos jóvenes debido a las malas instalaciones del lugar. Esa situación me hizo pensar que los antros no son tan maravillosos como parecen.
En virtud de esto, me surgió una interrogante: ¿Cuál es la realidad de los antros? Con esa inquietud comencé a observar todo cuando asistía a ellos, por ejemplo, la violación de los derechos humanos en los antros, es un tema no muy conocido por la juventud. Todos estos lugares tienen una dinámica similar para ingresar a ellos: llegas, pasas la cadena, pides la comanda, y por último, entras al lugar. Regularmente, para entrar a un antro “fresa”, tienes que cumplir con ciertos requisitos, entre los cuales destacan: el ir bien vestido, tener un buen estatus social y ser guapo o guapa. Estos son los criterios en los cuales se fijan para decidir si entras o no. Dentro del antro es necesario comprar una botella para obtener una mesa donde sentarte y lo peor es que no tienen las salidas de emergencia suficientes para la cantidad de gente que entra. ¿No es absurdo esto?, ¿dónde queda la igualdad? ¿cómo te pueden forzar a comprar una botella para poder sentarte? ¿en qué momento están pensando en ti, si sucede algún problema? Pero saben qué es lo mas absurdo e irónico, que nosotros pagamos para que nos traten así y aun más esperamos horas con ansias para que nos dejen entrar, y todo para según nosotros divertirnos. Los jóvenes deberíamos de estar un poco más enterados sobre cuáles son nuestros derechos y así asegurarnos de que sean respetados.