Ley SB 1070 de Arizona

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    Arizona está viviendo no sólo “un día sin mexicanos”, como la película, sino muchos días, por todos aquellos compatriotas que han sido deportados tras la ley que criminaliza a los migrantes indocumentados.
    Barack y Felipe se reunieron la semana pasada para hablar sobre el tema, me pregunto para qué, porque además de escuchar la mala pronunciación de Felipito y soportar la pésima traducción que le hicieron los gringos —y en cadena nacional por el país del norte—, sólo escuché discursos sin fondo.
    Obama le echa la culpa a la frustración de su fallido programa de sistema migratorio, pero para qué se hacen, si saben que la ley es producto de la ola de racismo y xenofobia que se vive en el estado americano apodado The Grand Canyon State, sobre todo para latinos, al resto de los extranjeros no los detienen.
    ¿Qué sigue, los campos de concentración? No es que sea extremista, pero que no quieran imponerse sobre los mexicanos sólo porque su pedazo de tierra fue colonizado por españoles, y ahora por estar detrás de las rejas quieran pintar más su rayita de que son gringos de corazón.

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