El pasaporte que permite cruzar las fronteras es el lenguaje, dijo el escritor mexicano Alberto Chimal, tras participar en una de las mesas organizadas en el marco de la III Bienal Mario Vargas Llosa 2019, que tuvieron como tema central “Literaturas y Fronteras”
Chimal agregó que las fronteras no sólo se dan entre países, también entre seres humanos, de manera individual y en la sociedad. Pero pueden romperse las fronteras intanglibles como las que existen entre países, generaciones y entre los géneros literarios.
Por su parte, el escritor chileno Carlos Franz sugirió que un autor puede ser internacional y cruzar fronteras sin hacer a un lado sus orígenes, y puso como ejemplo al escritor chileno Pablo Neruda, quien insistió en sus raíces y vio la manera de convertirlas en universales. Este afán estuvo en el alma de Neruda, quien no olvidó a su patria chica, mostró en ella todo lo que había de universal y tenía en común con el resto de la humanidad.
“Hay fronteras ideológicas que vienen de los lugares más impensados, de ideologías progresistas, y que nos están encerrando en un mundo que aparentemente es más global y abierto”.
La literatura traspasa las fronteras, las cuales son líneas imaginarias, son una invención literaria en sí mismas. “Las hemos inventado —declaró Franz—, y después nos esforzamos en creer en ellas hasta el punto de que nos matamos los unos a los otros”.
Mientras que el escritor J. J Armas Marcelo, quien se calificó como un “español raro”, nacido en las Islas Canarias, mitad venezolano y mitad cubano, destacó que es bueno tener patria, lo malo es tener sólo una. “En el día y año que vivimos entre más patrias, es mejor la creación de la identidad individual”, dijo.
Se declaró un antinacionalista, a veces de camisa de fuerza, y externó que es labor del ser humano romper pacíficamente las fronteras, incluso las literarias.
La escritora cubana Mayra Montero, radicada en Puerto Rico, expresó que la verdadera literatura fronteriza hoy es el reguetón, que rebasa lo musical para ser un asunto de palabras que se dicen principalmente en español, y que en esa lengua las repiten los estadounidenses jóvenes.
Los libros invisibilizan las fronteras
La escritora y periodista Mónica Lavín afirmó que los libros invisibilizan las fronteras, al igual que la censura hace evidentes las fronteras autoritarias o dogmáticas, y relató que de niña aprendió que la literatura puede borrar los límites impuestos por las naciones cuando su madre, una exiliada de la Guerra Civil española, mantenía contacto con su familia mediante los libros que le enviaban por barco.
Luego, escribir su libro Las rebeldes, acerca de la vida de Leonor Villegas, quien presenció la Revolución mexicana desde el Norte de México, le permitió entender que “la frontera también es móvil, mutante y que puede ser, incluso, hermanador en algunos momentos”.
La autora consideró que la escritura es la manera en que la frontera entre hombres y mujeres puede ser invisible, pues en ese proceso, al igual que cuando ocurre la lectura, las personas se olvidan del sexo de quien escribe o de quien lee.
El novelista mexicano David Toscana aseguró que a pesar de que el lenguaje, en especial el español, es infinito y el proceso creativo no tiene un límite, las mayores fronteras para el escritor son sus posibilidades personales, su talento y su propia vida.
Añadió que los libros también tienen un límite, pues cuando se encuentra en un estante de una librería o biblioteca no puede traspasar esa frontera, a menos que venga un lector, lo tome y lo lea. “En la medida en que haya más lectores estas fronteras se van a empezar a derrumbar”, aseguró.
Mientras que el venezolano Rodrigo Blanco, ganador del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, dijo que el discurso contemporáneo sostiene que las fronteras son negativas y están relacionadas con problemas, con las personas y sus posibilidades de estar en algún lugar.
Aseguró que muchas veces es necesario desplazarse a otros espacios y sentir que estás traspasando un límite para influir en el proceso creativo y la escritura.
Los géneros literarios no tienen fronteras
El autor español Manuel Vilas, quien se inició escribiendo poesía y después ha publicado novelas, destacó que desde finales del siglo XX y principios del siglo XXI ocurrieron fenómenos literarios muy interesantes en los que la novela canta o ensaya; y el ensayo y la poesía, narran.
Especificó que desde finales de la centuria pasada había un mestizaje entre géneros literarios, y las distinciones entre géneros literarios obedecen a una pedagogía de la literatura, que es útil para fines de explicación.
Dicha pedagogía del siglo XIX, que todavía se hace en los colegios y luego pasa a la universidad, es utilizada por el mercado editorial para las mesas de novedades de una librería, donde hay novelas, y la poesía siempre está arrinconada, expresó.
Dijo que concibe a la literatura como una casa común, en la que cualquier género literario busca amparo y auxilio, y añadió que hay escritores como Jorge Luis Borges que transitan de manera natural de un género a otro.
Para el escritor mexicano Alberto Ruy Sánchez señaló que la frontera entre géneros es cultural. Este autor se caracteriza por hacer una mezcla de géneros en sus libros, y está convencido de que parte de su obra está relacionada con el género árabe antiguo llamado “El adab”, que requiere una investigación de realidades humanas profundas, y en el que se incluye una reflexión, un asombro y un relato.
Explicó que hay quienes piensan que la poesía está vinculada con la versificación, y la prosa con la escritura continua; cuando hay poesía que está versificada sin que haya nada poético, y prosa que es poética.
La escritora cubano-puertorriqueña Mayra Montero se definió como una lectora de poesía, la cual lee de manera incansable antes de escribir una novela para buscar un buen título y como fuente de inspiración para armar frases, palabras, giros o ideas. Montero está convencida de que la lectura de un género puede ayudar a escribir el otro.
Por su parte, el escritor colombiano Carlos Granés, destacó que las fronteras entre géneros literarios son maleables y movibles, y señaló que la concepción de escritores enfocados en un solo género ha cambiado, ya que hay poetas que escriben novelas y viceversa.
El escritor crea puentes con el lector
Para la escritora mexicana Rosa Beltrán, el lenguaje no es transparente, y añadió que “escribir es traducirse a uno mismo y tender un puente con los lectores”.
Reconoció al lenguaje como el primer puente que el escritor tiene que trazar, y destacó que los escritores tienden puentes a través de los géneros literarios como la novela, o mediante el periodismo.
La escritura es íntima y necesita lectores para que tenga sentido, dijo la escritora y periodista Mónica Lavín. Entre uno y otro pueden tenderse puentes indelebles, que perduran y provocan resonancias inciertas.
Explicó que la lectura y la escritura implican un puente entre dos intimidades. Leer y escribir es un acto íntimo. En el caso de los lectores, muchas veces sienten que una obra fue escrita para ellos; son la otra orilla por la cual transitan las palabras, que eran íntimas.
Lavín declaró que los puentes se tienden con los fantasmas, con el pasado, con la tradición. “Los escritores tienden también puentes con las voces que los preceden y con los autores que han leído”, agregó.
El escritor chileno Carlos Franz puso como ejemplo La odisea, del poeta griego Homero, una obra que sigue siendo leída porque “hay algo extraordinariamente potente, vivo y fuerte que atraviesa el puente de los siglos y milenios, además de soportar las traducciones y traiciones que se le han hecho”.
Sugirió que el escritor enfrenta la posibilidad de que su obra sea conocida por lectores de otras lenguas, y uno de los mecanismos del lenguaje literario para atravesar esas fronteras es la traducción.