Periodistas víctimas de agresiones, amenazas, secuestros y hasta asesinatos son paradójicamente noticias constantes en el México actual.
En Latinoamérica, nuestro país ocupa el primer lugar respecto al número de profesionales de los medios de comunicación asesinados. En este 2008 han muerto nueve comunicadores, ocho se encuentran desaparecidos y muchos más son víctimas de la persecución y acoso por parte de grupos políticos o redes de delincuencia organizada. El Estado, entidad responsable de garantizar la seguridad de los periodistas y el cumplimiento de la libertad de expresión, demuestra su incapacidad para proteger el quehacer periodístico.
La libertad de prensa y el ejercicio de la libertad de expresión con la que se debe ejercer el trabajo periodístico se podrían ver perjudicados por estos ataques, de modo que la censura podría ganar terreno en los medios masivos de comunicación, opinó Rosalía Orozco Murillo, coordinadora de la licenciatura en periodismo del Centro Universitario de la Ciénega (CUCiénega).
“Es preocupante puesto que las amenazas contra periodistas o contra empresas de medios representan atentados contra la libertad de expresión y contra la libertad de prensa. Eso ocasiona miedo de ejercer el oficio, los periodistas se sienten amenazados por la situación general de inseguridad”.
Orozco Murillo señaló que los jóvenes que se preparan en el campo del periodismo deben estar conscientes de los riesgos que implica esta profesión, peligros de los que las empresas de medios también deben proteger a sus reporteros. “Darles un buen salario y las herramientas necesarias para que ellos puedan realizar adecuadamente su función”.
Está claro que las autoridades no protegen a los periodistas. Un ejemplo de esto es lo que señalan diversas asociaciones nacionales e internacionales de comunicadores: el sexenio más enemigo de la prensa fue el del presidente Vicente Fox Quesada, ya que a partir del 2000 el promedio anual de homicidios a periodistas es de seis, mientras que en sexenios anteriores era de tres.
La situación en México es cada día más alarmante. A partir del 2005 se incrementó el número de desapariciones de periodistas, por lo que el país se convierte en una de las naciones más peligrosas para el ejercicio de esta profesión.
Los ataques a medios de comunicación más recientes son: dos locutoras de radio de Oaxaca (asesinadas durante una emboscada); Armando Rodríguez, reportero de la fuente policíaca del periódico local El Diario, de Ciudad Juárez, Chihuahua (quien fue asesinado de ocho balazos); y, por último, las granadas contra el principal diario en Sinaloa, El Debate, lo que obligó al ejército y a la policía a resguardar la redacción.
