Prolifera literatura infantil y juvenil

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    ¿Por qué los mexicanos leen solo 1.5 libros al año?
    En México, el índice de lectura es uno de los más bajos a nivel mundial. En promedio cada individuo lee poco más de un libro durante 12 meses, incluidos ya los libros de texto, lo que coloca al país en un retraso considerable puesto que, aún en los programas educativos está contemplado que el alumno lea más de dos libros por año.
    Estando tan lejos de las expectativas planteadas, queda un margen casi nulo de lectura por placer, lo que hace que la literatura esté cada vez más alejada de los textos leídos por los mexicanos.
    ¿Por qué se han venido pronunciando desde hace tiempo las instituciones como la SEP, Conaculta y algunas librerías, por autores literarios contemporáneos?
    El hábito de la lectura suele adquirirse desde muy temprana edad y mientras no se fomente desde los primeros años, cada vez será más difícil lograrlo. Por ello, en los últimos cinco años han aparecido nuevas editoriales y colecciones dedicadas a este sector de la población. En la Feria Internacional del Libro (FIL), de acuerdo a la Directora general Nuria Macías, la venta de ejemplares de lecturas infantiles y juveniles registró un incremento del 7 por ciento en los últimos dos años.
    Esto nos habla por una lado, de un incremento en la demanda de libros y, por otro parte, de la proliferación de industrias editoriales para pluralizar la oferta. La compra-venta de libros en esta categoría empieza a representar un movimiento continuo de mercancía, en términos mercadológicos, o de textos estéticos, en términos culturales.

    Lo que ofrecen las editoriales a niños
    y jóvenes
    Ante las carencias de lectura, algunas de las editoriales más conocidas han convergido en crear dos tipos de libros: unos en apoyo de la educación formal, que se componen por textos interactivos de español, redacción y literaturas escogidas de acuerdo a la edad y al nivel educativo del estudiante.
    Otros son los que tienen una finalidad puramente lúdica y no están enmarcados dentro de la didáctica de ningún programa de estudio, sino que se encargan solamente del esparcimiento y la estética de la palabra escrita, como son los libros de literatura fantástica y de ciencia ficción que suelen encontrarse en la sección de literatura juvenil.
    Ejemplos de las aportaciones de algunas librerías son los siguientes:
    Editorial Patria. Además de los textos obligatorios en escuelas de gobierno como son los de Aritmética, álgebra y geometría de Baldor, están la colección Patria para niños que se acrecentó este año y que cuenta con el libro ganador del Premio internacional IBI.
    Horas de vuelo de Eraclio Zepeda, quien en sus años de escritor es la primera vez que escribe literatura infantil.
    De esta colección, la SEP adquirió para el Programa Nacional de Bibliotecas de Aula varios ejemplares y está planeado que en el año próximo sigan en colabración.
    La colección Piñata es un caso raro dentro de la literatura para niños pues, a pesar de no ser un libro de texto obligatorio, cuenta ya con 20 años de publicación continua. Uno de sus títulos más importantes es La danza de los parachicos que es un acercamiento a la cultura guatemalteca escrito por Elba Macías e ilustraciones de César Manuel Olvera.
    De acuerdo a Jesús Morgada del grupo Patria editorial, apostar por la literatura infantil hoy representa una fuerte inversión, sin embargo en dos o tres años empezará a dar frutos en términos de ganancia económica. El crecimiento en las ventas comienza a evidenciarse, pues simplemente el último domingo de la feria se vendieron más de mil 200 libros de temas infantiles.
    Eddiver y Editorial Somos Niños. Ambas comparten la característica de ser textos pensados para el aula. La primera se dedica a la creación de textos de español para nivel primaria que sean a la vez didácticos y divertidos, según señala Héctor León, gerente de ventas de interior de la editorial.
    La segunda, participa en la educación desde una materia distinta. Somos Niños cuenta con una colección especializada en ética denominada “Valores”, y sus títulos van encaminados a sugerir determinados comportamientos en los niños. Algunos de sus títulos son: Compartir es amar, Siguiendo las reglas, Diciendo la verdad, ¿Será lo correcto?, Piensa antes de actuar, entre otros.
    Porrúa. La colección “Yo sí leo”, fue creada con la finalidad de ofrecer paquetes completos a las escuelas para que el alumno lea por año un mínimo de cinco libros. Dichos paquetes se componen de seis ú ocho ejemplares y abarcan distintas materias del conocimiento como son narrativa, poesía y teatro, tradición oral, mitos y fábulas, leyendas o folklore, cuentos, y divulgación del texto informativo.
    Los textos fueron ideados de acuerdo al número de palabras que en cada nivel sabe y puede manejar el estudiante.
    Algunos de estos paquetes fueron adquiridos por Conaculta para acrecentar el acervo de sus bibliotecas.
    Corunda Editores no ha tenido tanta suerte y este es posiblemente el último año en que sus libros estén disponibles a los lectores, aunque paradójicamente en este tiempo haya incrementado sus ventas. Dicha editorial se ha dedicado a la creación y edición de textos para niños y cuenta con un amplio catálogo de autores contemporáneos y textos infantiles.
    Algunos de ellos son Adivina adivinanza de Elba Macías y Felipe Ugalde, El abuelo ya no duerme en el armario de Silvia Molina y Mónica Miranda o Vampiro Vegetariano de Alejandro Navarrete.
    Ediciones B cuenta con pocos libros de literatura infantil pero con una amplia gama de literatura de ciencia ficción y fantasía enmarcadas dentro de la denominada lectura juvenil. Títulos como El silbador del viento, El son del fuego o la orden de los guerreros místicos, de William Nicholson, El señor de los anillos de Tolkien, Peligro de R L Stine, Círculo del crepúsculo de Ralf Isau o La palabra de cristal de Kaileyer son solo algunos de los que esta editorial maneja.
    Ediciones SM. Todas estas casas editoriales tras el reciente boom de la literatura alternativa para niños y jóvenes, ha llenado sus estantes de textos que anteriormente no estaban contemplados en sus catálogos. Sin embargo la librería dedicada a estos menesteres desde hace décadas, Ediciones SM, continúa ofreciendo literatura especializada en este ramo.
    No obstante, como señala el vendedor Francisco Andrade, con la creciente participación de otras librerías en el tema, ésta ha tenido que enfrentarse a la competencia, aunque considera que muchos de los ofertantes no cumplen con la calidad requerida y ven al libro como un producto más y no como un bien cultural al que hay que revisar cuidadosamente.
    Sea cual fuere la postura adecuada, lo cierto es que actualmente existe, por lo pronto en cantidad, una mayor oferta y demanda de la literatura para niños y jóvenes en nuestro país.

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