Roberto Frabetti

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Roberto Frabetti, uno de los iniciadores del teatro para los primeros años en el ámbito mundial, tuvo su primer acercamiento con este público —por casualidad— hace treinta y un años; ha aprendido a escucharlos, y su vínculo alcanzado con su expresión creativa (que incluye danza, música e imágenes sorprendentes), se fundamenta en el entendimiento y respeto hacia ellos.

El director italiano participó en el segundo Festival Internacional de Teatro para los Primeros Años (FITPA), de la compañía A la Deriva Teatro, apoyada por diversas instituciones como la Universidad de Guadalajara y realizada del 26 de junio al 2 de julio en diferentes recintos de la ciudad. En su primera visita a México, participó en un Master Class y en conversatorios en el festival; trajo, también, la obra Girotondo, de la compañía Baracca, de la que es miembro fundador.

¿Cómo llegó al teatro para la primera infancia y qué experiencias le deja?
Inicio por casualidad. Cuando empezamos, trabajábamos con el municipio de Bologna, Italia, para abrir el primer teatro para niños; eso, conjuntado a la tradición que existe con escuelas públicas para la primera infancia, permitió crear este proyecto. Unas maestras —que son un par de mujeres algo locas— nos pidieron que si podíamos insertar en el programa un espectáculo con una idea provocadora: atender a pequeños menores de treinta y seis meses de edad. Ante lo cual, diversos actores sociales iniciamos una investigación a fin de detectar si éstos podrían ser buenos espectadores. Hemos hecho muchos espectáculos para los primeros años, alrededor de treinta y seis, hemos dado más tres mil funciones y creamos un festival de teatro para la primera infancia. Entonces, hemos visto muchos trabajos diferentes y nos damos cuenta de que sí los más pequeños son buenos espectadores.

¿Qué cualidades se debe tener para hacer este tipo de teatro?
No hay una forma específica de hacer teatro para la primera infancia. Si eres bailarín, baila; si eres titiritero, utiliza las marionetas. La cualidad principal es el interés de conocer a la primera infancia y la voluntad de trabajar para ellos, es lo más importante. Los niños de esta edad son muy buenos maestros, porque entre otras cosas nos enseñan a comprometernos con los espectadores. Con los niños hay que encontrar la clave para atraparlos en la historia, contrario a lo que ocurre con el público joven o adulto, quienes, en ocasiones, asisten al teatro nada más para ver a un actor famoso. Es muy importante aprender a escucharlos; no importa cuánto tiempo observes a los niños pequeños, es muy difícil saber lo que piensan o sienten porque no lo pueden verbalizar; pero si abres todos tus sentidos vas a poder escucharlos y entenderlos un poco más.

Desde su experiencia, ¿cuál es la situación del teatro para la primera infancia en México y sus retos?
No lo sabría bien porque no trabajo en México, pero creo que este festival es un paso muy importante porque comienza a crear una red con las compañías en el mundo y América del Sur. Aunque en Escandinavia e Italia el teatro para la primera infancia existe desde hace treinta años, en otros países europeos tiene diez años, o menos, como en América del Sur o México, pero es importante crear una red y dar esos pequeños pasos. Me parece importante recalcar que esta red no debe cerrarse entre compañías de teatro, sino también con instituciones, universidades, municipios, que permitan ampliar oportunidades y mejorar el teatro para los niños en general.

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