Un gran logro para el señor Roberto Rubio Sandoval es haber sido trabajador fundador de la Escuela de Agricultura de la Universidad de Guadalajara.
Roberto Rubio ingresó en 1964 a la entonces Facultad de Economía, de la UdeG. Ahí laboró como mozo. Luego entró a la Escuela de Agricultura como conserje.
Previo a la inauguración de la carrera de agricultura, las instalaciones de esta escuela tenían mal aspecto, pues había mucho zacate. Limpió y plantó margaritas, violetas y guadalajaritas, lo que causó admiración a los asistentes a dicha ceremonia.
Originario de Unión de Tula, Jalisco, este hombre luchador, como se considera, llegó a Guadalajara en 1956, en busca de una mejor vida.
Estudió hasta segundo de primaria y por cuestiones económicas abandonó su preparación. Después aprendió a leer y sacar cuentas, habilidades que le sirvieron para su trabajo.
“A trabajar me iba de puro aventón. Antes de las siete de la mañana estaba en la escuela”, y en este tiempo tuvo tres accidentes.
Con lágrimas en los ojos, don Roberto, hombre trabajador, agradeció a Ignacio Maciel, Juan Magaña y Benjamín Ponce, quienes le ayudaron a ingresar a la UdeG.
Sus labores eran variadas: informaba a las personas, recibía reactivos de laboratorios, equipo, y cuidada los tractores. “Me traían en friega, pero vieras qué contento estaba”.
Padre de una familia numerosa, don Roberto y su compañera tuvieron 13 hijos, de los cuales sobrevivieron 10. Todos estudiaron. Hay en la familia varios ingenieros agrónomos.
Con 79 años de edad, pelo cano y varias operaciones –una en el corazón–, comenta: “aquí ando, joven, acompañado de mi hija Margarita”.
Afirma que lo único que le falta es escribir un libro acerca de sus vivencias.