Según el diccionario, se dice discapacitado a la persona que padece alguna limitación en sus facultades físicas o mentales, que impide o dificulta realizar actividades consideradas propias de una vida normal.
Soy de la idea de que muchas personas tienen alguna discapacidad, aunque no sean tan notorias a simple vista.
Hace pocos días, cuando estaba en el estacionamiento de una conocida plaza, fui testigo de una discusión entre dos automovilistas: una mujer que buscaba lugar para estacionarse y un padre de familia que aparcó su vehículo en un sitio para discapacitados.
La señora reclamaba al hombre porqué estaba estacionado en ese lugar. Él dijo molesto y con actitud prepotente: “¿Qué?, ¿qué tiene?”, y se agachó para ver si debajo de su carro había alguna señal que indicara que no se podía estacionar. Cuando terminó de verificar se levantó y dijo: “Aquí no indica nada…”.
Creo que este señor estaba estacionado en el lugar correcto, ya que debe sufrir algún tipo de discapacidad mental, porque no distinguió ni el color azul que caracteriza estos espacios reservados, ni el icono de discapacitados que también está dibujado en esos lugares.
Espero que poco a poco la gente tome conciencia de lo importante que es respetar los lugares para discapacitados, porque no sabemos si algún día lo tengamos que necesitar.
Por su atención, gracias.
Fernando Ocegueda,
egresado del CUAAD.