Un libro de hembras

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Tres mujeres descansan sobre un sofá. Sus cuerpos y expresiones dejan ver la complicidad de una relación filial. Desnudas y relajadas parecen conversar sobre cualquier cosa, sobre lo más cercano y cotidiano, que es con lo que la vida se hace. Sus cuerpos se alcanzan, se tocan. Una de ellas intenta ordenar la melena de su compañera. En la habitación que las acoge el desorden aumenta la calidez del retrato de “Las amorosas”, una de las ciento doce piezas de carbón y grafito que integran el libro del proyecto creativo y la exposición Hembras, creada por los artistas Víctor Hugo Pérez y Juan Carlos Macías y que se presentará este miércoles 24 de octubre en el Museo de las Artes (MUSA), de la Universidad de Guadalajara.

La contundencia animal de la palabra “hembras” y también las sutilezas que guarda la convivencia femenina, se despliegan en el libro que no sólo recoge las piezas que desde el año 2016 y hasta el 2018 fueron creando los artistas, sino además contiene el poderoso registro fotográfico de las sesiones en las que trabajaron con más de una decena de modelos.  Este proyecto al alimón que naciera desde la exploración del dibujo, terminó de tomar forma cuando Pérez y Macías se dieron cuenta que la aparente inmediatez del trazo a carbón tenía la potencia expresiva que definiría el perfil de su trabajo en común.

“Soy, para empezar este ajuste de cuentas y de cuentos, la oscura cavidad, no el continente negro, demasiado selvático y poblado, con demasiados pelos y señales, ¡no!, la húmeda cueva por la que resbala cualquier imagen que quisiera fijarse para no sucumbir. El aborto de sangre y luz que arroja a las generaciones por el canal del tiempo. Madre es un ser abyecto y poderoso. El vientre me dota de su dote, me dona el don de ser mortífera y germinativa, así, en gerundio”. Esta es una parte de “La respuesta de la hembra”, un texto escrito por la poeta Carmen Villoro y que enriquece la edición. También Tania Balleza escribe sobre el escepticismo expectante de quien se ve sorprendida al descubrirse de cuerpo entero en un cuadro, en los cuarenta que formaron parte de la exposición y ahora, quizá, en los más de cien que integran esta cuidada edición que celosamente protege la calidad del trabajo artístico ahí contenido.

Hembras, en esta versión de papel, se despliega como un mapa que puede leerse en libertad. Podría seguirse acaso una ruta cronológica tomando en cuenta las guías que brinda la edición, también sus guiños. Podríamos variar la senda y seguir el camino de los clásicos que deslumbraron a Víctor Hugo y a Juan Carlos y que buscan honrar con sus “Señoritas de la Capilla de Jesús”, “Las Piadosas”, “El Desayuno”, “Lecciones de Anatomía” o su imponente “Última Cena”.

Un camino provocativo sería el de encontrar a Inés, Fernanda, Irene, Usi o Dominique —algunas de las modelos— en el trazo de Macías para luego viajar en la transformación del grafito y el carbón en las manos de Pérez. 

Este libro considera el proyecto creativo Hembras de forma integral. La curaduría que hiciera Ricardo Duarte para dar vida a la exposición dentro del Musa también es otra lectura de las múltiples que se ofrecen. El poeta y también curador Jorge Pech Casanova, así como Érik Castillo, revelan elementos que disparan las posibilidades de abordaje de un trabajo poderoso y que, gracias a la gestión de Patricia Montelongo, ahora podemos tener en las manos y con ello combatir uno de los graves vacíos que existen en México en las artes: la documentación.

La cita es el 24 de octubre a las 20 horas, en el Patio Musa.

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