Tierra, la idea de viajar en carretera, observar los cerros, ver sus muros y dejarse atrapar por los diferentes colores y texturas, es el marco en que nace Fondo tierra, la más reciente exposición que presentará el pintor Roberto Pulido, en la galería del tren ligero, a partir del martes 7 de febrero.
“Si sacáramos una radiografía de aquello que esconden los muros de los cerros, aparecería lo que en principio soy como tapatío. El concepto tierra me sugiere volver a pisar tierra, volver al origen”, manifiesta el artista.
Dice estar obligado a efectuar una revisión de sí mismo, para ir al fondo y dar su opinión respecto a la manera como ve a la ciudad, la gente y el paso del tiempo en Guadalajara, donde por lo general ha estado, y donde ha desarrollado su trabajo.
De acuerdo con Roberto Pulido, en esta exposición trabajó con grandes formatos, para aprovechar mejor el espacio.
El lenguaje de Fondo tierra
Serán dos cuadros grandes. Uno sugiere los colores de la tierra, que son tonos ocres y óxidos, como los que hay en el subsuelo. También aparece aquello que está en la superficie del mismo, como una necesidad de hablar de la naturaleza. La segunda tela, que será ubicada enfrente de la otra, tiene que ver más con el fondo, con la apreciación de la luz en la oscuridad.
“Estas obras mostrarán los últimos descubrimientos que he tenido en mi trabajo. Me planteé el reto de hacer algo nuevo. El lugar mismo me sugirió el concepto de fondo. Tierra creo que puede ser una especie de oasis en el fondo de la Tierra”.
Otra intención de la exposición consiste en hacer uso del accidente de la espontaneidad, de los recursos plásticos que denotan libertad, para lo cual el pintor ha experimentado con técnicas como el acrílico.
“Desde hace más de 10 años he optado por ver dentro de mí, pues lo que pinto es un reflejo de lo que pasa en el exterior. Sin embargo, como es transformado por mi percepción y como toma forma dentro de mí por conducto de símbolos, he ido construyendo mi propia iconografía”.
Roberto Pulido ingresó a la Facultad de Diseño Industrial, porque tenía necesidad de estudiar algo relacionado con lo gráfico. Al mismo tiempo decidió entrar a la Escuela de Artes Plásticas, de la UdeG. “Coincidieron muchas cosas en mi vida, que me hicieron tomar la decisión de dejar la carrera de diseño y dedicarme a pintar”.
Gracias a la biblioteca de la Escuela de Artes Plásticas pudo conocer a muchos de los grandes maestros de la pintura, quienes influyeron en él. De entre los pintores tapatíos reconoce que lo marcaron Antonio Ramírez y León Chávez Texeiro, con quienes estuvo involucrado en diferentes proyectos.
“Aprendí muchas cosas de ellos. Sin ningún egoísmo me daban en pequeñas frases conocimientos bastante importantes acerca de la pintura. Por ejemplo, Antonio Ramírez me dijo una vez que el color debería ser mezclado en la paleta, no en el cuadro, porque mezclarlo en el cuadro era como ensuciarlo. De esa manera, uno como pintor estaba forzado a estudiar el color, a entender cómo se compone un matiz, una ‘cromatización’”.
Roberto inició exponiendo en muestras colectivas, con pintores de su generación, como José Antonio Martinez Guzmán, Samuel Meléndez y Abel Galván, quienes se apoyaban de manera mutua.