Van por el Mayahuel

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La sección oficial mexicana en esta edición del festival está integrada por seis películas, cuatro de ellas óperas primas.
Entre los premios de la sección está el Mejor ópera prima, que cuenta con un estímulo en efectivo de 10,000.00 USD al director del largometraje, y otros galardones, entre ellos el Mayahuel.
Algunos directores de esta sección hablan sobre su travesía en la filmación de sus películas.

Club de la eutanasia
Para agustín Oso Tapia la experiencia de dirigir cortometrajes no le hizo el camino más fácil en la filmación de su ópera prima, Club de la eutanasia, quien antes filmó cuatro cortometrajes y trabajó como asistente de dirección de Marysse Sistach.
“Hablar de cortometraje y largometraje, creo que son cosas independientes. En algunos casos si filmas ficción, aunque sean historias cortas, a lo mejor te puede ayudar un poquito, pero en la realización de una película en términos creativos y como realizador, se necesita instinto narrativo y muchas ganas. Solo así puede uno enfrentar todos los problemas que se presentan día a día. Un corto no te da ni una pálida idea de lo que implica rodar un largometraje”.
A decir del cineasta, el mayor contratiempo que vive una producción es el económico, y más cuando “a veces los recursos financieros no fluyen con la rapidez y en la cantidad que uno quisiera”.
Club de la eutanasia fue rodada en un año y tuvo un costo de alrededor de ocho millones y medio de pesos.
En opinión de Agustín Oso Tapia, el filme gustará al público de Guadalajara, por su lenguaje y su sentido del humor.
“Siento que la cinta será bien recibida por la gente, ya que está hecha con el ánimo de reproducir el estilo que tenían las películas de los ciencuenta, es decir, las filmadas más que nada con el afán de entretener. Claro que si de pasada puedes reflexionar un poco y hablar sobre la condición humana en la vejez, qué chido.
“Los personajes y las situaciones son muy mexicanas, están impregnados de nuestra idiosincrasia y forma de hablar. Exploto mucho el humor negro que tenemos los mexicanos y que tanto disfrutamos”.

Historias del desencanto
Luego de haber dirigido, producido y animado varios cortometrajes, Alejandro Valle presenta Historias del desencanto, su ópera prima.
Este realizador se define como un videoartista y no tanto como un director de cine.
“Me interesa el videoarte, la poesía de la imagen. Soy menos narrativo y más experimental. Me inclino más por esa corriente. Todas las piezas que he hecho son videocortos, que han obtenido premios y reconocimientos en las bienales de video, no en los festivales de cine”.
Por cuestiones de estética, Historias del desencanto fue grabada con distintas cámaras de video –profesionales y caseras–, para luego transferirla a 35 milímetros.
“La producción de Historias del desencanto costó 200 mil pesos, la posproducción, 200 mil dólares, poco más de dos millones de pesos.
“Uno de los objetivos de esta ópera prima era tomar las ventajas del lenguaje del videoarte y crear una película. El resultado de combinar ambos medios nos da una obra de ficción más poética. El cine mexicano se queja mucho de la falta de recursos, y es cierto, está en una situación terrible, pero si el cine no tiene, menos el videoarte”.
Reconoció que es posible que su película no sea del agrado del público en general. Como es “algo tan experimental, hay gente que no la va a entender y personas a las que les llegará derechito al corazón. Espero que la gente a la que le atraigan este tipo de proyectos la vea. Quien quiera otro tipo de cosas y esté un poco más interesado en la poesía de la imagen.
“De lo que sí estoy seguro es que al espectador le sorprenderá la forma y el tema. Es algo no visto en el cine mexicano”.

Los veteranos
Los realizadores Alejandro Gamboa y Marcel Sisniega también forman parte del programa de selección. El primero traerá La última noche, con lo que crea una trilogía, luego de La primera y La segunda noche.
Marcel Sisniega, después de presentar su ópera prima Libre de culpas, en la Muestra de cine mexicano de 1997, así como Una de dos, en la de 2002, y Fandango y Las arenas negras, en la de 2003, llega ahora con El baile de la iguana, en la sección oficial, y La quietud y el fuego, en la sección Panorama.
En entrevista, Sisniega comentó que ambas fueron filmadas en formato digital y le apuestan a la fuerza de las historias y la calidad de las actuaciones.
”No se cuál es mejor. La decisión de dónde quedarían fue del comité de selección. Además, dicen que no es deseable lanzar dos películas del mismo director en una sección. Pero por lo que he visto, son tan pocas las cintas a proyectar en Panorama, que hubieran podido incluirlas en la sección oficial”.
El baile de la iguana narra tres historias, ligadas en un juego de obsesiones. “Considero que tiene una unidad de tema, porque las tres hablan sobre el deseo y su manipulación. Aunque los personajes son de distintas edades y medios sociales, en todas las historias se entretejen esos deseos retorcidos y el juego alrededor de ellos”.

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