El maltrato provoca en los adolescentes manifestaciones de temor, ansias y tristeza, además de resentimientos hacia la autoridad, la utilización de un vocabulario violento y el consumo de sustancias adictivas, revela la investigación realizada por estudiantes de la carrera de sicología, del Centro Universitario de la Costa.
El documento, que fue elaborado en apego al método científico, revela que entre los años 2007 al 2009, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en Puerto Vallarta, atendió a 1,026 personas por problemas derivados de agresiones por parte de algún miembro de la familia, dejando en claro que un número no determinado del todo, corresponde a adolescentes.
La violencia familiar genera conductas antisociales en los niños que reciben el maltrato, lo que se agrava en la adolescencia, “puesto que ya de por sí es una etapa difícil, por los cambios físicos y emocionales que se viven en ella”.
Se ha visto en innumerables ocasiones que los niños que viven en un ambiente de violencia familiar reproducen estos actos en su futura familia o en sus relaciones de noviazgo o amistosas. Sin embargo, se asegura que no siempre el niño maltratado en su etapa adolescente o adulta va a ser una persona violenta o maltratadora, pero muchas veces suele acontecer así, aunque hay otras formas de manifestar el maltrato a que fueron sometidos en su infancia.
