A los tapatíos nos gustan “muchito” los diminutivos

1374

Tal vez ya lo sabíamos, un poco —poquito tal vez—, pero ahora lo han comprobado investigadores del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH): los habitantes de Guadalajara (la de Jalisco), abusamos de los diminutivos cuando mantenemos una charla casual.

Como parte del 477 aniversario de la fundación de esta ciudad, dan a conocer un análisis sociolingüístico sobre aquello que caracteriza la forma de hablar de las personas que nacieron o crecieron en la Perla Tapatía.

No sólo nos valemos del diminutivo para minimizar situaciones o cosas, sino también para hacerlas ver como relevantes: “La verdad, sí está cerquita”, “Como que te estás poniendo pesadita”, “Al ratito te veo”, “Rapidito llego a tu casa”, “Te llamo en la mañanita”.

Esto fue comprobado a partir de estudiar dieciocho horas de charlas grabadas con hombres y mujeres de Guadalajara, que son un extracto de setenta y dos entrevistas realizadas por un equipo de investigación encabezado por la jefa del Departamento de Letras del CUCSH, Patricia Córdova Abundis.

Dichos audios forman parte de un corpus lingüístico sobre el habla de los tapatíos que se comenzó a crear hace más de dos años y ahora está integrado al Proyecto de Estudios Sociolingüísticos del Español de España y América (PRESEEA), donde están recopiladas las distintas formas de hablar español en el mundo (se puede consultar en http://preseea.linguas.net/).

“Hemos hechos aproximaciones analíticas de diversos tipos, una que realizamos junto con Daniel Barragán es el diminutivo en el habla de los tapatíos. Siempre se ha dicho que en México se abusa de éste, ahora hacemos un estudio casi pionero que arroja que mientras en Madrid el promedio de uso del diminutivo por hablante es de 35.8 por ciento de incidencia y Caracas de 32.5, en Guadalajara es 53.6; es decir que los tapatíos sí usan más el diminutivo”, explica la académica.

Dijo que el dialecto del español tapatío tiene dos funciones: una “centralizadora”, que es cuando el hablante quiere hacer un énfasis, es decir, que no se refiere a que algo es literalmente pequeño, sino que se quiere centralizar una idea. Un ejemplo sería cuando dicen “esos zapatos sí están caritos”, cuya idea es, precisamente, que los zapatos son muy caros.

De igual forma, otra función que los tapatíos dan al diminutivo es el de “descentralizador”, que es cuando se busca quitar importancia a lo que se está diciendo.

“Un tapatío te podría decir: ‘Igual me como una gelatina o así, cualquier cosita…’ o ‘Dame unos pesitos’. Con esto se evidencia que le están restando importancia al alimento y hacen alusión de que no es mucho dinero”.

La creencia generalizada, describe la investigadora del CUCSH, era que las personas con menos estudios académicos eran las más propensas a utilizar diminutivos al hablar, situación que desmiente el estudio porque los entrevistados fueron elegidos con variables sociales específicas, con el fin de abarcar una diversidad de edades, niveles de estudio y si son hombre o mujeres.

“En siglos pasados se decía que se usaba el diminutivo porque se autodespreciaban. Sociolingüísticamente hablando podríamos decir que esta variante u otra es algo que simplemente caracteriza. El que esta incidencia exista demuestra que el diminutivo es algo que se ha quedado dentro de  la urbanización”.

Pero no sólo identificaron que los tapatíos abusan (abusamos) —nomás poquito— del diminutivo, sino que también lo hacemos con expresiones que difícilmente podrían entender hispanohablantes que no son de esta ciudad; dichos modos de hablar la investigadora los refirió como perífrasis verbales lexicalizadas, que es cuando combinan distintas palabras para construir una idea clara.

“Un ejemplo es ‘Echarle ganas’, ‘Meterle abogados a alguien’, ‘Llegar de gorra’, son frases comunes que aparecen en las conversaciones”, comparte.

Mejor tutéame
Para el ejercicio de recabación de conversaciones casuales de tapatíos, cuyo objetivo fue la creación del corpus lingüístico, Córdova Abundis tuvo el apoyo de estudiantes de la licenciatura en Letras Hispánicas. Un requisito para la realización de las entrevistas era preguntarle a las personas si preferían que se refirieran a ellos como de tú o usted; a lo que la primera opción fue la más elegida.

“Esto se puede explicar por la situación desequilibrada de poder que hubo al momento de la charla. Los jóvenes son universitarios que con una grabadora en mano hablaron con personas desconocidas, esto impone una relación de autoridad y entonces los entrevistados optaron por decir ‘háblame de tú’”.

En términos generales, asegura la académica, esta decisión demuestra que los tapatíos son personas solidarias al mantener una conversación con un extraño, ya que hablar de usted conlleva una situación de poder. Aunque admitió que también tendría que estudiarse la utilización del tú o usted en función de las generaciones a las que pertenecen los hablantes.

“O sea” y “bueno”, las expresiones más utilizadas
El estudio de Córdova Abundis revela que, en este segmento analizado, también hay abundancia de palabras que son conocidas como rectificadoras. En el caso de las mujeres tapatías es “o sea” (47.35 por ciento de las encuestadas la mencionaron en la conversación), mientras que los hombres tapatíos utilizaron más la palabra “bueno” (43.09 por ciento).

Otras palabras o expresiones rectificadoras que predominan en el habla de los tapatíos es “digo”, “más bien”, “mejor dicho”, “es decir”, entre otras.

La investigadora asegura que la creación del corpus lingüístico seguirá dando para muchas investigaciones que revelarán peculiaridades del habla de los tapatíos; de hecho, ya ha sido utilizada para la creación de tesis en el CUCSH.

En febrero de 2017, La gaceta de la Universidad de Guadalajara publicó cómo la creación de este corpus aproximaría al estudio sociolingüístico de las formas de hablar en esta ciudad. En esa ocasión se precisó cómo el “cantadito” de los tapatíos se debía a una característica prolongación de la onda de voz al momento de hablar. Así como esa cualidad, muchas otras serán estudiadas en los próximos años, gracias a las investigaciones realizadas en el CUCSH.

“Es un gran avance porque es una radiografía o fotografía sobre cómo hablamos y es susceptible de analizar. Lo importante es reconocer que la lengua es parte de nuestra cultura y que hay que respetarla”, asegura Córdova Abundis.

Esta investigación ya puede ser consultada, pues fue editada en el libro titulado Viven para contarla, en el que se detallan los resultados y contextos sociolingüísticos que derivan en la particular forma de hablar de la segunda ciudad más importante de Mexico.

DATO

El libro Viven para contarla se puede conseguir en las librerías del CUCSH o descargarse en

http://www.publicaciones.cucsh.udg.mx/kiosko/2018/Viven-para-contarla.pdf

Artículo anteriorInforme sobre la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública 4to. Trimestre 2018
Artículo siguienteResultados finales de la convocatoria del Concurso de Oposición Abierto