Los aciertos y desaciertos de las coaliciones políticas

Analistas políticos participaron en la mesa “2012: Las promesas del pacto por México y de la 4T como oportunidades perdidas”, que formó parte del Foro Nexos de FIL Pensamiento

El 2 de diciembre de 2012 los partidos políticos mexicanos y el Presidente Enrique Peña Nieto firmaron el Pacto por México, un conjunto de acuerdos resultado de una colaboración que sirvió de ejemplo como un caso de negociaciones políticas en conjunto, pero que dejó pendientes que siguen repercutiendo en el país.

Este fue el mensaje que compartieron analistas políticos durante la mesa “2012: Las promesas del pacto por México y de la 4T como oportunidades perdidas”, que formó parte del Foro Nexos de FIL Pensamiento.

María Amparo Casar, analista política, recordó que estos acuerdos surgieron como un contrapeso al Poder Ejecutivo, encabezado por Enrique Peña Nieto y como una muestra de que los partidos podrían incidir en las políticas públicas sin necesidad de ser parte de la mayoría.

“Se instaura, casi de manera institucional, la idea central de la política, la negociación y una agenda plural en la que los partidos menos grandes que los otros, que son mayoritarios o con menos curules, puedan influir en las políticas públicas de México”, señaló Casar.

Indicó que dentro de este pacto se acordaron 95 compromisos que buscaban el desarrollo de México en ámbitos como el económico, educativo, en transparencia, salud y gobernabilidad, lo que calificó como un acierto al plantearse ejes en común para impulsar políticas y estrategias específicas.

Este trabajo en conjunto como oposición logró que las instituciones se fortalecieran y los partidos políticos promovieran sus propias agendas. Sin embargo, luego de 2018, con el cambio de gobierno, se limitaron las negociaciones entre partidos políticos y se instauró la visión de la mayoría en el poder, agregó.

El académico José Woldenberg coincidió en que el Pacto por México no necesariamente es una estrategia política innovadora, pero sí fue resultado de la disposición de los actores políticos para discutir objetivos en común.

“El pacto fue posible porque tanto el PRI y el PRD asumieron un reconocimiento de la legitimidad de sus adversarios, eso es muy importante, y en ese sentido puede observarse como un eslabón civilizatorio; partidos que tenían idearios, diagnósticos y propuestas diversas lograron construir un piso común”, aseveró.

Valeria Moy, analista y especialista en temas económicos, resaltó que este pacto también se consolidó tras la percepción ciudadana de una “parálisis legislativa”. Sin embargo, expresó que aunque se impulsaron reformas en materia fiscal, energética y educativa, éstas no tuvieron el alcance deseado ni se les dio seguimiento para poder aprovecharlas.

Manifestó, por último, que la ciudadanía mantuvo la expectativa posterior al pacto, pero los escándalos de corrupción, como el caso de la “Casa Blanca”, desgastaron la imagen de este acuerdo político.

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