La mejora radical genética ha sido posible en otros animales y en principio es posible en los seres humanos.
Savulescu 2012
Cuando terminaba el año 2018 la noticia de que el científico chino He Jiankui había logrado inmunizar del SIDA a dos niñas gemelas a través de una técnica de edición genética conocida como Clusterd regularly interspaced short palindromic repeats (CRISPR), (Repeticiones palindrómicas cortas agrupadas regularmente interespaciadas), generó gran impacto e incertidumbre en la comunidad científica internacional, siendo motivo de controversia y análisis en diversos espacios de comunicación masiva. Los diarios consignaron la noticia con encabezados como los siguientes: “Investigadores chinos dicen haber creado los primeros bebés genéticamente editados”; “Gemelas inmunes al SIDA son el intento de una nueva especie humana”; “China confirma el nacimiento de las gemelas con ADN modificado y dice que están bien”, “¿Bebés resistentes al VIH? Una invención arriesgada y éticamente criticable”.
La técnica consiste en la utilización de una proteína bacteriana utilizada para combatir infecciones (Cas9) y se recurre a ella como “bisturí genético”, eliminando una secuencia genética susceptible de favorecer el desarrollo del SIDA para, posteriormente, repararlo y sustituirlo por un fragmento de ADN modificado; anulando así la posibilidad del desarrollo de la temible enfermedad.
¿Por qué causa controversia una terapia que a primera vista ofrece una alternativa liberadora del flagelo del SIDA u otras posibles pandemias? He Jiankui en diversas entrevistas no solamente se considera libre de críticas, antes bien, considera que hizo lo correcto al abrir una igualdad de oportunidades de tener familias sanas y ofrecer la oportunidad de curar algunas enfermedades.
Pero otra fracción de la sociedad científica no es de la misma opinión; de manera destacada se afirmó que hay problemas éticos no resueltos al hacer posible la obtención de bebés de diseño mediante la edición de la línea germinal; una parte de la comunidad de expertos de China reprobó la técnica al afirmar que era susceptible de mutaciones no deseadas; también se expuso que si bien la técnica ofrecía la protección de una enfermedad, podría favorecer el desarrollo de tumores al eliminar la funciones benéficas de la proteína modificada y, por otra parte, se sostuvo que resulta inconcebible que se engendren niños con esta técnica cuando aún existen restricciones para el consumo de alimentos modificados con CRISPR en la Unión Europea.
Desde el punto de vista técnico se presentan tres posiciones: 1) A favor: permite corregir defectos genéticos, mejora nuestra salud y retrasa el envejecimiento; 2) En contra: introducción de variaciones genéticas no deseadas, inducir la aparición de tumores cancerígenos al alterar el funcionamiento de las proteínas y la eliminación de funciones benéficas del segmento modificado y, 3) Precaución: antes de usarla en humanos deberían reducirse los errores no deseados que se introducen en el genoma, por lo anterior debería utilizarse la técnica en humanos hasta que se conozcan a fondo sus consecuencias.
Desde el punto de vista ético, según Julian Savulescu, podemos destacar al menos cinco posiciones: 1) es moralmente mala y debe estar prohibida; 2) es moralmente mala pero debe permitirse legalmente; 3) es moralmente neutra y debe estar permitida legalmente; 4) es moralmente correcta, pero no debe exigirse por medios legales, y 5) es moralmente correcta y debe exigirse legalmente. Además de las posiciones presentadas hay otros conjuntos de consideraciones de orden metafísico y teológico que, a pesar que llegan a tener una fuerte influencia para tomar decisiones, prefiero no mencionar en esta entrega por su falta de sustento racional.
El CRISPR es una técnica que ha sido utilizada de manera exitosa en otros organismo no humanos; los expertos afirman que es poco costosa y no requiere de grandes equipos para su implementación; lo anterior abre la posibilidad de que su aplicación con seres humanos esté a la vuelta de la esquina y que, en algún lugar del mundo, se estén realizando experimentos o pruebas con seres humanos. La modificación genética de las especies parece ser una práctica que no tiene vuelta atrás y, lo anterior, obliga a que la sociedad científica, así como los encargados de regular la conducta en la sociedad, profundicen en este tipo de desarrollos mediante una ponderación rigurosa de los pros y contras que se vislumbran con el desarrollo de la ingeniería genética, así como de otras técnicas cuya implementación promete un mundo mejor, pero al mismo tiempo nos genera gran incertidumbre ante la posibilidad de provocar un efecto contrario a la meta esperada.