Los países de América Latina (AL) enfrentan la contradicción de mantener una economía basada en combustibles fósiles y extracción de minerales, y revertir el daño a la naturaleza por el cambio climático.
El dilema se discutió en el conversatorio “Identidades en ruptura: transición energética, desarrollo y reconfiguración territorial”, en el cierre de la Plataforma para el diálogo “Configuración de las identidades regionales”, organizado por el Centro Maria Sibylla de Estudios Latinoamericanos Avanzados en Humanidades y Ciencias Sociales (CALAS), del CUCSH.
La académica de la Friedrich-Schiller-Universität Jena, Johanna Sittel, destacó que uno de los problemas contemporáneos en AL es el desafío socioambiental. “El problema de la época es el desafío del daño a la naturaleza y mantener una economía que pueda dar bienestar para la gente que vive en el mundo”, precisó la académica.
La investigadora de la Universidad Nacional de San Martín, Verónica Robert, dijo que la transición energética abre un nuevo modo de acumulación global que traerá profundas transformaciones, puesto que cuenta con el potencial y las capacidades productivas como en la primera Revolución industrial.
“La transición actual es distinta por la urgencia que representa la crisis ambiental y que, al mismo tiempo, es guiada por el mercado; la impulsan políticas públicas que llegaron tarde, desde los acuerdos de París hace ocho años, pero que apura y reconfigura la disputa geopolítica y las posiciones de los actores”, declaró.
Sobre el tema, l Johanna Sittel adelantó que, como en ninguna revolución o transformación industrial de la historia, el cambio y las transformaciones han sido tan rápido como lo son las disputas y la conciencia por el medio ambiente a nivel global.
“En el sector automotriz hay cambios y políticas radicales que dicen que a partir de 2035 ya no podrán vender autos sin kilometraje. En Europa fue un proceso muy lento, pese a que sabíamos del cambio climático desde los años 70 del siglo pasado”, detalló.
Verónica Robert resaltó que el cambio climático y la reacción de países como Argentina representa una serie de oportunidades de desarrollo en la globalidad, tanto en el sector automotriz como en el desarrollo tecnológico alrededor del hidrógeno. “Pero, de no aplicar, hay riesgo de primarización y de desindustrialización. Las políticas públicas deben apuntar en esa dirección, por la disputa geopolítica de las cadenas de valor”, enfatizó.
Añadió que la transición energética brinda otra oportunidad: reutilizar y demandar localización de esa industrias en territorios, con esos recursos naturales basado en una decisión política.
“Para el desarrollo comunitario e industrial en el territorio, las preocupaciones por lo socioambiental y la gestión de recursos hídricos. Descubrimos que las comunidades no se oponen a modelos extractivistas y productivos, no como un enclave, sino que el empleo sea de calidad y que los trabajadores no sean de otros lados”, apuntó.
La profesora investigadora de los Departamentos de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos y del Departamento de Estudios Socio Urbanos, doctora Celia Magaña García, moderó el encuentro del CALAS.