“Con presencia, me gusta estar ahí para las personas que me importan y amo”. “Abrazando a los que más quiero y recordándoles que siempre podrán contar conmigo ante cualquier cosa”. “Trato de celebrar cada día su existencia a través de palabras, acciones y en ocasiones, regalos que le agraden”. Las relaciones cambian, y también las maneras de demostrar el amor, como muestran los testimonios de estos jóvenes.
En el mundo actual, donde las aplicaciones de citas, las relaciones no monógamas y el desapego a los roles tradicionales son cada vez más comunes, el concepto de pareja se ha vuelto más flexible y diverso. Por ello, este 14 de febrero, es una ocasión para preguntarnos cómo nos relacionamos hoy, y hacia dónde vamos, sin encasillar el amor en estructuras fijas.
La especialista en relaciones e interacciones personales del CUCSH, Zeyda Rodríguez Morales, cuenta que sus propias investigaciones le han permitido observar y descubrir los cambios entre las diferentes generaciones. En la actualidad se observa una racionalización, dice, lo que implica centrarse en los intereses individuales de las personas.
“Cada persona ve por sus propios intereses, proyectos de vida, su bienestar y las relaciones amorosas que emprendan van a ser evaluadas en un sentido de qué tan bien me hacen, qué tanta gratificación o satisfacción me están causando”, explica.
En este sentido, Giovanni, de 22 años, comparte que “anteriormente trataba de entablar forzosamente un vínculo romántico, más exclusivo, pero actualmente el amor lo busco en mí mismo, aceptándome y valorando la persona que en verdad soy”.
“Estoy en un constante esfuerzo de encontrar el amor en todo lo que me rodea, todo lo que soy y todo lo que hago” explica en el mismo tenor Aitana, también de 22 años. “Honestamente, no es fácil, pero igual sigo buscando la esperanza para intentarlo cada vez”.
Si bien esta tendencia está orientada a la gratificación individual, Rodríguez Morales comenta que “hay un interés por buscar relaciones a largo plazo que te enamores, te den seguridad, autoestima, que sea una un nicho seguro en tu vida, pero al mismo tiempo puedes estar buscando, tener muchas aventuras, los veo como caminos en paralelo”.
Dentro de esta búsqueda de romance, el internet, las nuevas tecnologías y los medios de comunicación han creado un mercado afectivo y sexual, que ha dado apertura a la creación de comunidades más grandes que las cercanas, tanto físicamente que por intereses, mismas que han contribuido a la evolución de las relaciones, dice la investigadora.
Además, las nuevas tecnologías han puesto el tema de las infidelidades sobre la mesa: “El amor una vez institucionalizado, es decir, que se estabiliza y tiene todo ese montón de responsabilidades para con la pareja, hace que se extrañe mucho la aventura, la emoción, las ganas de ser apreciado por otra persona, este fenómeno le hemos llamado relaciones extraconyugales”.
Dentro de estos cambios, las repercusiones que han tenido dentro de la población LGBTIQ+ es su visibilidad, representación y seguridad en la construcción de sus propias identidades.
“Al ver una serie dicen: ‘Claro, ahí están mis semejantes’. Y tenemos derecho a las mismas cosas que toda la población y quisiéramos tener un trabajo, tener no violencia y quisiéramos que fuéramos incluidos. Ayuda a que tú encuentres tu propia comunidad, a que tú encuentres confianza, seguridad en las preferencias que tú tengas”.
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Actualmente la necesidad de buscar justicia, igualdad y una mejor calidad de vida se ha visto marcada por fenómenos como el feminismo y la migración. Por su lado, la cuarta ola del feminismo ha dado espacio para el diálogo sobre el tipo de relaciones, el rol de hombre y mujeres y las repercusiones que han tenido históricamente.
“El feminismo ha sido muy crítico del amor romántico. Diciendo, este romanticismo nos hace mucho mal a las mujeres. Porque defiende el machismo, porque hace que el hombre tenga la autoridad sobre muchas cosas, se justifica la violencia, el acoso”.
Ante las críticas hechas a las formas tradicionales nacen comunidades que buscan resignificar las relaciones, el poliamor, y las relaciones abiertas son el ejemplo claro de los intentos que se hacen en esta búsqueda de pareja.
“¿Cuál es esa búsqueda? Pues ser felices, nuevos intentos por superar un amor romántico que está lleno de problemas, porque claro que los tiene. Ganas de inventar nuevas fórmulas, nuevos modelos, pero al mismo tiempo todas las dificultades que encierran estos modelos”.
Sobre el futuro de las relaciones humanas, la investigadora concluye que “lo visible es que se sigan menos modelos heredados de una manera automática. O sea, lo seguimos menos y cada vez más elegimos de una manera personal, individual, qué queremos hacer con nuestra vida”.