Las historias que se cuentan en cine las gozan las y los intérpretes, pero también pueden ser un campo minado con un miedo que se disipa poco a poco cuando actrices y actores recuerdan el trabajo en equipo que se realiza en el set.
Ese fue el sentimiento que compartió la actriz Ángeles Cruz durante la Master class “Revelando realidades”, en la que expresó sus impresiones además como directora y guionista.
“Atravieso mucho por eso dos lugares, entre el miedo de ser justa y trabajar lo necesario, y el gozo de verme envuelta de repente cuando la historia empieza a caminar, o si el personaje se instaló con su propia voz”, detalló.
Desde su labor el miedo la ha motivado a convertirse en una intérprete que siente a sus personajes y salir de su zona de confort, y el gozo lo experimenta al trabajar con sus equipos en proyectos que los unen como profesionales.
“Estos dos sentidos se mueven mucho en mi trabajo como actriz, guionista y directora. Como directora siempre estoy muerta de miedo y me pregunto ‘¿qué estoy haciendo aquí?’”, afirmó.
“Pero también desde el gozo de compartir estos espacios, de saber que hay un equipo alrededor de ti que está conteniendo y contando la misma historia que tú”, añadió.
Esta actriz es originaria de la localidad oaxaqueña de Villa Guadalupe Victoria y recientemente fue reconocida en el FICG 39 con el Premio Maguey Activista por su trabajo en la visibilización de la diversidad y los pueblos originarios.
En su trayectoria acumula cortometrajes como La Tiricia o cómo curar la tristeza y Arcángel, de los cuales fue guionista y directora; o el largometraje Nudo mixteco, filmado en las montañas de Oaxaca.
“Uno de los mejores aprendizajes que he tenido en esta carrera es que no estamos caminando solas, caminamos siempre acompañadas de muchas personas”, puntualizó.
Historias que son resistencia
Durante la Master class, la actriz estuvo acompañada por el director Pavel Cortés, quien resaltó el trabajo de Cruz no sólo como cineasta, sino también como una mujer que ha encontrado formas de dar visibilidad a grupos que han sido relegados.
“Este trabajo también va mucho más allá, puesto que da voz a personas que no la han tenido en la industria cinematográfica; rompe paradigmas, genera nuevos discursos”, subrayó.
Cruz explicó que su trabajo como cineasta no se limita a las pantallas, sino que también busca invitar al discurso y la reflexión entre los espectadores, además de que consideró que el cine es un acto de resistencia en lugares que históricamente han sido oprimidos.
“Es como encontrar esa pequeña semilla, esa semilla poderosa que tienes para cultivar, para trabajarla, alimentarla y transformarla en una película y devolverla al público y que alimente la pregunta, el espíritu, la crítica, que alimente algo, porque la semilla es alimento; y para mí el cine se ha convertido en este lugar donde me puedo cuestionar lo que está sucediendo a nuestro alrededor”, aseveró.
Consideró que las adversidades que ha atravesado en su trayectoria como mujer indígena de la diversidad le dieron herramientas para convertirlas en su fortaleza y de esta manera transformar su creatividad en el lienzo para desarrollarse como actriz, guionista y directora.
“Para mí ha sido eso, convertir la cultura de donde vengo en mi fortaleza, pensando en que la primera pisada lejos de matarme, me hizo más fuerte”, dijo.