Siempre de buen humor, pero también crítico, sarcástico y paradójico. Su plática no es cronológica, pero sí lógica, tal y como él mismo describe sus incursiones lingí¼ísticas. Es por eso que la creatividad le alcanza para arrancar la risa de quien lo lea, o a veces la molestia, pero por lo general la reflexión. Es Arturo Suárez, mejor conocido como Arduro Suaves, escritor humorístico y creador del periquete. Su trayectoria en la difusión académica y la divulgación científica lo hicieron acreedor a un reconocimiento de la comunidad universitaria. Lo anterior no lo aturde ni lo molesta, en cambio sirve como pretexto para entender a este poeta de lo breve.
periquete
La palabra periquete significa breve espacio de tiempo, pero no tiene nada que ver con el perico. Y yo sin saber siquiera lo que significaba, la utilicé en mis frases cortas, en una alusión al perico, pero no al perico como animal, sino como reflejo del perico, que ha sido el animal en sí vilipendiado, con mala fama: “Hablas como perico”, dicen. En sí lo que busca es ser un piquete en el cuero duro de la sociedad.
garrapata
Eso quiero ser, a eso aspira el periquete: ser una garrapata en la sociedad, porque incomoda. Sócrates con las enseñanzas a la juventud, molestaba a la sociedad convencional de su época. Y eso busca el periquete también, pero la idea no es que las frases incomoden por sí mismas, sino que lleven el sentido de hacer de nuestro idioma un recurso inteligente.
letras
Las letras, las palabras, las sílabas son un arma muy poderosa. Son más potentes que un arma de fuego. La idea del periquete es luchar contra la frase hecha, la frase marmórea, la que no admite análisis ni crítica. Un ejemplo de frase marmórea es la de Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Más que de mármol, esa frase debe de ser de poliuretano, para que diga: “El respeto al derecho ajeno es relativo, porque no se respeta el derecho, como le hubiera gustado a Juárez”.
jiribilla
A veces el sarcasmo, el humor, el chanfle, la jiribilla… no surge deliberadamente, sino ya con la práctica. Porque a estas alturas se da por sí misma, cae por su propio peso, no se busca. Todo está lleno de humor, pero no humor en el sentido de forzar la sonrisa, se trata de ver las cosas con otra mecánica. Si hay humor, bueno, si no, pues que quede como una muestra de reflexión o de composición estética dentro de la escritura.
contradicción
Es la mera salsa en que se cocina el periquete, es el motor principal. Esa contradicción se da de una manera suave, fácil. La contradicción es la vida misma, la vida misma es contradictoria. Es por eso que, haciendo caso a la frase ya hecha que dice “el buen juez por su casa empieza”, pues el buen periquetero también por su nombre empieza, de ahí que me haya yo puesto Arduro Suaves. Por un lado soy una cosa y por otro otra. Ahí está la contradicción. Si yo me tomo el derecho de llamar la atención sobre las contradicciones, primero tengo que contradecirme a mí mismo y navegar por el mundo con esa contradicción.
madoka
Tuvo que haber pasado algo para que el periquete naciera. Las reuniones con mis amigos en el café Madoka fueron parte importante. Teníamos hasta clasificadas las mesas: la mesa del poder estaba abajo, y la mesa maldita, en la que yo estaba, estaba más arriba. Fue en el año de 1985 cuando yo empecé a regalarles a mis amigos algunas frases. Eran espontáneas, pero había ya un bagaje de ejercicio que yo venía haciendo. Teníamos una manera original de platicar, de decir las cosas. Éramos jóvenes activos en la manera de platicar y de usar el español. En las reuniones estaban los poetas Raúl Bañuelos, Raúl Aceves, Arturo Santana, Alberto Hernández “El lobo” y hasta Ricardo Castillo. De esa mesa salían muchas frases que a nadie se le ocurrió escribir, por eso yo pensé regalarles una frase a mis amigos. Fue en 1986 cuando publiqué ya el primer cuaderno de periquetes, que se llamó El periquete sarniente o el español descocado.