En el libro El estado de la libertad de expresión en Jalisco, académicos y periodistas del Observatorio sobre Libertad de Expresión y Violencia contra Periodistas del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) documentaron las precariedades, agresiones y censura del periodismo local e hiperlocal desde Jalisco.
La Coordinadora del observatorio, Celia del Palacio Montiel, destacó el diálogo entre académicos y periodistas para mostrar la dinámica de la situación. “Fue un ejercicio de escucha horizontal entre periodistas y académicos, quienes no tenemos las respuestas, sólo reunimos los datos y mostramos el estado de las cosas, pero no representa una situación fija, sino que varía y cambia”.
Destacó que el libro podría emplearse para proyectar acciones en el futuro, un material de referencia para especialistas y para que éstos se sirvan de la información.
La Coordinadora de la licenciatura en Periodismo del Centro Universitario del Sur (CUSur), Rosa Eugenia García Gómez, lanzó una pregunta para desentrañar la situación, “¿por qué observar, consignar y denunciar los ataques a la prensa?”.
“La violencia contra periodistas es un atentado contra los contenidos que dan elementos para que una sociedad tenga certezas. Anular al mensajero no constituye destruir el mensaje, sino una vía de reconstitución de las formas de cobertura, investigación, procesamiento y presentación de contenidos, donde el trabajo colaborativo y solidario se impone o se debe imponer”, declaró.
Coincidió en que los temas de investigación más peligrosos para un periodista son los actos de corrupción, las violaciones de derechos humanos, en particular, los casos de desaparición forzada y los problemas ambientales.
El profesor del Departamento de Comunicación y Psicología del CUCiénega, Diego Noel Ramos Rojas, destacó que la vulnerabilidad de los periodistas se debe a un triple abandono: de las empresas de medios de documentación, que no garantizan estabilidad laboral; de la sociedad civil, que no se solidariza y de lo institucional.
“El abandono institucional que no cumple ni la prevención, ni la protección cuando los periodistas ya están amenazados, mucho menos la procuración de justicia, porque las instituciones cada vez son más débiles”, subrayó Ramos Rojas.
El profesor de la maestría y de la licenciatura en Periodismo digital del Sistema de Universidad Virtual, Julio Ríos Gutiérrez, destacó que, pese a tener un aparato legislativo todavía perfectible, los periodistas no confían en las instituciones: han asesinado a 173 periodistas desde el año 2000, y únicamente hay seis sentencias contra los agresores.
“En los diálogos con la Secretaría de Gobernación los periodistas decían ‘Espera, ¿cómo quieren que confiamos en ustedes?’. Porque en este proceso de captura del Estado entran diferentes grupos de interés fáctico y luego se confunden unos con otros”, precisó.
El profesor del Departamento de Estudios en la Comunicación CUCSH, Darwin Franco Migues, precisó que la escucha de las nuevas generaciones de periodistas es importante porque se resisten a abandonar el periodismo, rechazan los moldes del periodismo tradicional y las desigualdades estructurales.
“Los jóvenes rechazan la posibilidad de ser un periodista 24/7, sin descanso, y coinciden en que, además, tienen una vida y otros intereses que les permitan desarrollarse más allá del periodismo. Cuestionan las violencias estructurales y enfatizan que no es lo mismo ser periodista si se es hombre o mujer”, concluyó Franco Migues.