SERGIO GONZÁLEZ
Sarahí Lay Trigo es la mujer de las batallas interminables, de los momentos difíciles; pero también una persona enamorada de la vida, del arte y la danza como medio de expresión del alma. Artista por vocación y hermana por fervor.
Es investigadora, coreógrafa y egresada por la Nivelación en Artes Escénicas para la Expresión Dancística del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD). Ha sido ganadora de diversos premios y reconocimientos en 2020 y 2021 entre los que destacan: el People’s Choice Awards en Strangelove Time-based Media Festival de Londres, Inglaterra; Mejor Corto Experimental de Arte y Mejor Soundtrack en el X World Short Film Festival en Las Vegas, Estados Unidos en 2020.
Así como Mejor Corto realizado con smartphone en el Picasso Einstein Buda en la India, esto por su obra The Spiritual Battle Trilogy que forma parte del proyecto que realizó junto a su hermano Carlos Adrián Lay Trigo, compositor de la obra y egresado del Técnico en Música de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
¿Cómo se concibió The Spiritual Battle Trilogy?
Una necesidad propia, sentía que tenía que bailar mis miedos y al mismo tiempo sabía que quería tener un testigo de lo que iba a hacer, en este caso una cámara.
Como un momento mágico, es decir, en ese instante voy a transmutar mis miedos.
Al mismo tiempo hice este proyecto como una especie de autoetnografía fílmica. Estaba trabajando en un documental, pero cuando metí ese video a un concurso, me di cuenta de que había una nueva categoría de filmes que se hayan realizado durante la pandemia de COVID; ahí fue donde me nació la idea de hacerlo pues ya tenía el material, sólo tenía que editarlo y meterlo a un concurso.
The Spiritual Battle Trilogy Trailer https://filmfreeway.com/SPIRITUALBATTLETRILOGY
¿Cuál fue la parte que más te dio satisfacción?
Las tres piezas son muy emotivas, entonces creo que para mí cada pieza tiene una motivación espiritual importante, la primera es como despertar a lo que está pasando, al miedo, por eso está en blanco y negro, pero es esa parte inocente; sin embargo luego te das cuenta de que tienes que luchar contra el miedo, que es la parte dos, es la parte de la batalla, la parte central. Esa fue una pieza que me costó mucho trabajo bailar, realmente sentía que estaba luchando contra mis miedos en la playa. Fue muy potente y creo que incluso se ve en la grabación cómo voy cambiando de personalidad entre cada uno de los tres capítulos.
¿A qué miedos te refieres?
Con el asunto de la pandemia y del encierro, estando sola en California, entré a un estado depresivo muy severo en el que sentía una necesidad muy grande de afrontar mis miedos y mi única herramienta desde siempre ha sido la danza. Hace 11 años quedé paralizada la mitad del cuerpo por un virus en el cerebro y me dijeron que no volvería a bailar. A raíz de eso, el hecho de volver a bailar para mí se volvió terapéutico; me hizo, más que nada, volverme a confrontarme a mí misma en el sentido de decir: no me puedo dejar vencer por mis miedos, no me puedo aislar y no puedo dejar de ser quien soy, por eso tengo que volver a bailar.
¿The Lay Brothers?
Surge precisamente a raíz de La batalla, la idea es que fuera reconocido también como un trabajo de dos, mi hermano Carlos y yo. La danza sin la música es… Sí hay movimiento por supuesto, pero una vez que haces este matrimonio entre el sonido, lo visual y el movimiento, es una obra conjunta. Entonces para mí también era importante que, a raíz de empezar a ganar premios, se reconociera el cortometraje como un trabajo de hermanos, una producción de Lay Brothers. Un sello de los hermanos Lay.
¿Qué cambió en ti al finalizar el cortometraje?
Por un lado, me confronto a mí misma en el sentido de que me abrí al mundo, nunca había querido mostrar mi forma de bailar por miedo un poco a las formas establecidas, estéticas e institucionales de la danza. También fue un regreso a la familia, a creer en el arte colaborativo y otra vez en mí como artista, eso fue lo que más cambio en mí. Dar a conocer la obra independientemente de lo que fuera, porque muchas veces nos detenemos por la crítica. Fue lo que salió en el momento, entonces es abrirse al mundo y confiar en un trabajo que hemos realizado durante toda nuestra vida.