Tras un diagnóstico realizado en el barrio de San Andrés de Guadalajara, que evidencia que hay pocos espacios de formación artística, Andrea Reyes Espinoza, estudiante de la maestría en Gestión y Desarrollo Cultural del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), busca que más personas se acerquen al baile lindy hop, mejor conocido como swing. Esto a través de proyectos comunitarios.
El más próximo es el encuentro Swing & roll, que será este sábado 27 de abril, a las 18:00 horas, donde toda persona podrá participar de forma gratuita. “Se ha hecho una evaluación con indicadores del mismo gobierno que muestran que la cultura está centralizada totalmente en Guadalajara. Yo vivo ‘de la Calzada para acá’, y lo noto todos los días”.
“Entonces, surgió la idea de que el lindy hop, que es un movimiento dancístico hermoso y una manifestación sociocultural tan valiosa, lo lleváramos a nuevos espacios como San Andrés, donde más o menos un tercio de su comunidad es gente joven”, dijo.
“De momento, el espacio es el Centro Cultural Comunitario de San Andrés, que casi no tiene actividades designadas para las juventudes, esto también lo diagnosticamos. Me he acercado con las preparatorias de la zona, con la gente de ahí y están ávidos, contentos y emocionados de esto”, comentó la estudiante.
Como parte de las actividades de Swing & roll habrá un taller de swing, la presentación de la agrupación Chulastown, de la banda de música swing Los Splankys, un taller de Roller dancer, la presentación de Roll With it y la música del DJ Piccolo.
Bailar en la calle para hacer comunidad
El baile del lindy hop o swing nació en los años de 1920 en las calles de los barrios de Nueva York, influenciado por ritmos de culturas africanas.
En Guadalajara, desde hace ocho años aproximadamente han surgido colectivos que han posicionado a este baile como una opción de entretenimiento, sobre todo en la colonia Americana y zonas de Zapopan; sin embargo, no se ha visto en otras latitudes de la ciudad.
“Es una buena herramienta para fomentar la participación de la comunidad, sobre todo en jóvenes y adolescentes”, expresó la gestora cultural y también bailarina de swing.
Como parte de su proyecto de investigación para la maestría, Andrea también echará a andar el proyecto Swingtonía de verano, que consistirá en un curso pensado para jóvenes de preparatoria al que podrán asistir gratuitamente por un mes y así aprender a bailar lindy hop.
“Swingtonía de verano concluirá con una clausura acompañada de una banda en vivo, en donde se podrá integrar la familia, los amigos y todos los participantes del taller; así como la comunidad de bailarines que ya existe en Guadalajara”, detalló.
Recalcó que históricamente el swing tiene una vocación callejera, no atada a un espíritu académico, sino más bien a lo folclórico y vernáculo.
“Del lindy hop es muy atractiva la parte musical, pues te impregna de mucha alegría y es casi como que una sensación de querer mover tu cuerpo inmediatamente”, contó.
“La mayoría de las personas que se han acercado al baile ha sido por curiosidad, pero sobre todo porque lo han visto en algún espacio público; el lindy hop vive más en lo público que en lo privado. Esto quiere decir que surge de la cotidianidad de la convivencia, de la gente. No es un baile que se haya enseñado en una escuela o que se tenga una estructura muy formal”, concluyó Andrea.
Para estar al tanto de las actividades comunitarias de Swingtonía de verano y su convocatoria en los próximos meses se puede consultar su perfil de Instagram: @swingtoniadeverano