Caminar con Beat Kaestli un mediodía en busca de un café para desayunar es una verdadera experiencia lingí¼ística: desde la pronunciación de su nombre letra por letra, sin inmiscuir la fonética inglesa (B-e-a-t) y el significado de su apellido (“cajita”), hasta su maravillosa facilidad para integrarse al español y su paciente explicación de las sutilezas entre el alemán estándar, el alemán suizo y los dialectos entre los que creció cerca de Berna antes de asentarse en Nueva York y su trepidante efervescencia cultural. De visita en Guadalajara para presentar su más reciente álbum, Far from home, uno de los cantantes de jazz más elogiados por la crítica especializada hizo temblar las fibras y tambalear el pie de un público breve e íntimo dos noches de noviembre, con una síncopa pulcra, contemporánea y suave para cualquier oído.
Estándar
Es un mito que en Nueva York debas saber cientos de estándares para entrar a la escena del jazz. Es decir, si quieres ir a una sesión de jam, es cierto que como instrumentalista tienes que saber tocar muchos estándares en cualquier afinación, en cada tono, y hacerlo bien. Porque allá no les importa: van a seguir tocando y esperar al final de la sesión para decírtelo. Pero esto sólo aplica para un modo muy tradicional de tocar jazz. Y funciona para no preocuparte porque los demás no sepan la música y sencillamente fluir en la improvisación. Pero en Nueva York hay tantas escenas que no es realmente necesario. En todo caso sólo limita dónde tocas, pero si no te preocupa eso, no importa. Tengo amigos que hacen un jazz más libre, como uno que hace unas improvisaciones maravillosas en el trombón, con una técnica que le permite tocar más de una nota al mismo tiempo. Y cuando toco con él, lo único que pasa es que le digo la afinación antes, para que la prepare.
Jazz
Parte del modo en que el jazz es hoy, refleja el tiempo que estamos viviendo, como siempre hace el arte. Y en este momento existe el fenómeno extremo del pop bailable, muy electrónico y estéril… El jazz se está desarrollando. No creo que exista una forma “correcta” del género más allá de la esencia de la improvisación y la estructura de los acordes. Al mismo tiempo, el término se ha vuelto más amplio y todas esas mezclas con prefijos como latin, folk, soul y rock siguen siendo jazz, porque mantienen esos dos elementos. Creo que la gente que defiende el “verdadero” jazz se va a quedar sin público en el futuro: cuando fui vocalista de la Glenn Miller Orchestra pude observar que la mayor parte de los que iban a oírnos eran personas arriba de los 50. Por eso mi sonido no se puede definir muy bien, porque he experimentado muchos estilos y en Nueva York, además, estás en contacto con todo tipo de música y añado todo esto a ese sonido “beat”.
Arreglos
Mi primer disco fue una selección de mis estándares favoritos con diferentes arreglos. Y con Far from home vuelvo a los estándares, pero es distinto: tomé canciones más contemporáneas y algunas composiciones instrumentales de amigos míos, y les escribí letra. En inglés todas, porque realmente es la única lengua en la que puedo escribir bien. Recientemente he hecho algunas cosas en francés y portugués e incluso la última canción es en español, pero es gracias a la colaboración con Magos Herrera.
Camino
Empecé con música clásica: el piano que es básico de una buena educación. Quizás algo de música folclórica también. En mi casa tenemos la costumbre de cantar en coro. Somos una familia numerosa y nos organizamos bien para hacer armonías y todo. Es todo un espectáculo. Pero Suiza es un país pequeño, correcto y organizado, donde hay una manera y sólo una manera de hacer las cosas. Y la música no se considera una profesión seria. Así que entré a la universidad a estudiar economía y leyes. Era pura tortura para mí. Lo dejé y estuve un tiempo de trabajo en trabajo, intentando diferentes artes. Nunca había estado expuesto al jazz, y eso que un amigo de mi papá formaba parte de la primera banda de dixie de Suiza. Pero a los 16 había estado un año de intercambio en Estados Unidos y descubrí el R&B y el soul, todavía no el jazz, pero sí la música negra y me enamoré de ésta.