El bullying es un fenómeno frecuente en muchas de las escuelas del país, y tiene rasgos distintivos cuando la víctima como los agresores son niñas o adolescentes mujeres o niños o adolescentes varones. En las escuelas, por otra parte, no siempre hay estrategias efectivas para atacar el problema y contribuir a su erradicación.
“Incluso hay directivos que cuando detectan casos que sufren bullying señalan que es un problema entre chicos, que ellos lo van a resolver, entonces todavía vemos que hay incapacidad de directivos y de profesores para resolver el tema, y a veces no es que no quieran, sino que no saben cómo resolver el problema” afirmó la doctora María Teresa Prieto Quezada, investigadora del Centro Universitario del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA).
El bullying es una violencia entre pares en espacios educativos. Tiene que ver con una intención del daño, y está basado en un desequilibrio del poder, pues el agresor suele ser astuto y tiene mayor influencia social. Se trata de acciones repetidas sistemáticamente y predomina la ley del silencio. Tanto la víctima como los testigos se quedan callados, afirmó la académica, quien es Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) desde enero de 2022, siendo la única mujer en dicho centro universitario en alcanzar esa categoría.
Destacó que ha realizado investigación e intervención en alrededor de 30 escuelas desde nivel básico hasta superior en Jalisco para investigar el bullying.
María Teresa Prieto Quezada es además miembro de la Academia Mexicana de la Ciencia desde el 2019. Para llegar a serlo se requiere reconocimiento de los pares a nivel nacional e internacional como investigadora y producción académica relevante. Uno de sus temas principales de investigación es la violencia entre alumnos en las escuelas.
Diferencia entre varones y mujeres
El daño de niñas o adolescentes femeninas hacia otras pares es más emocional, psicológico y afectivo, en cambio de varones hacia otros es una violencia física, aunque también hay espacios donde las niñas son golpeadas por otras compañeras. Este caso es menos frecuente en comparación con la violencia entre hombres.
“En escuelas de Colotlán identificamos que algunas de ellas se citaban fuera de la escuela y se corría la voz de que habría pelea, la cual tenía lugar en un campo de futbol, y grababan la pelea e incluso había apuestas. Se trataba de adolescentes de segundo y tercero de secundaria”.
Entre niñas o adolescentes del sexo femenino es frecuente, por ejemplo, el rumor, el chisme, el maltrato emocional (cuando una le dice a otra que es fea, por ejemplo), el ostracismo (marginan a otra niña y la mandan a la soledad), la desacreditación, la crítica y la exclusión de las niñas con las que no quieren jugar.
Señaló que las niñas llegan a ser más crueles que los niños. Las causas son en ocasiones los celos o la envidia hacia otras compañeras que son más bonitas, delgadas o son más inteligentes. “Entre mujeres puede haber crueldad, hostilidad y malos tratos que se dan de mujeres hacia mujeres, y en ocasiones, de mujeres hacia hombres”.
El bullying genera baja autoestima, depresión, intenciones y tentativa suicida.
Detalló que en Estados Unidos se han hecho estudios en los que se relaciona a adolescentes que hacen masacres en las escuelas con haber sido víctimas de bullying. “En Jalisco esperemos que nunca se dé, pero entrevisté a un chico a nivel superior que me expresaba que había vivido bullying y ya estaba preparado para todo, que incluso ya sabía dónde podía adquirir las armas”.
La percepción del bullying ha cambiado
María Teresa Prieto Quezada empezó en 1995 a indagar el tema de la violencia en las escuelas, y se dio cuenta que no había investigación, ni procesos de intervención al respecto en México, a pesar que el fenómeno era histórico, porque generaciones anteriores vivieron también bullying en las escuelas. En aquel entonces solamente en países escandinavos había investigación. Posteriormente, en España.
Destacó que cuando empezó su tesis de maestría los coordinadores y directivos de tesis pensaban que no era un tema relevante para la investigación educativa. Era un tema velado porque el bullying no se ve a simple vista, entonces si un niño golpeaba o le encajaba un lápiz en el ojo a otro niño era un problema de disciplina.