Una pareja abandonó el campo para vivir en la ciudad. Ella, Maribet, no estuvo de acuerdo con la idea, pues vivía con un problema en los pulmones, que sólo el aire del campo podía mantenerla en paz. Sin embargo, él, Ze, insistió en que extrañaba la vida en la ciudad y por esa razón debían regresar.
Maribet le advirtió “que podían irse a vivir a la ciudad, el lugar más lindo del mundo, pero que no tendría entonces nunca más una mujer para besar por las noches. Que se llevaría un cuerpo fallecido. A partir de ese día Maribet decidió darle la espalda a su marido”.
Desde ese entonces él no volvió a ver su rostro jamás, pues ella cumplió su promesa, hasta que Ze comenzó a olvidar las facciones de Maribet, quien, al paso del tiempo, se volvió eterna, pues al buscar su rostro había otra espalda.
Esta historia es la del cuento “Matrimonio”, del libro Accidentes, de la escritora y actriz argentina Camila Fabbri, quien acompañada de estudiantes de la Preparatoria de Tonalá compartió sus experiencias y procesos de creación literaria.
Esto, durante las actividades de FIL Joven y Ecos de la FIL, de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2020.
A través de una sesión virtual, la autora fue recibida con la lectura en voz alta de “Matrimonio” por parte de varios jóvenes de dicho plantel del Sistema de Educación Media Superior (SEMS), de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Fabbri refirió que la inspiración para comenzar a escribir viene de ser un curioso eterno, de siempre estar cuestionando la realidad, como pasa con los pequeños, que les da por preguntar el por qué de las cosas.
“Hay algo de entusiasmo por conocer cosas nuevas; ése es el motor necesario para sentarse a inventar algo, la tarea de un escritor es como la de un inventor”, detalló.
“Suelo leer un libro tras de otro y pasa lo mismo con las películas, con los discos de música”, se trata de ir alimentando a la imaginación, explicó.
Recordó que fue a los 17 o 18 años cuando quedó fascinada al leer cuentos de Julio Cortázar, Juan Rulfo y Silvina Ocampo.
En este encuentro, que forma parte de la serie de actividades que se replican en planteles educativos de Jalisco durante la FIL, las y los estudiantes le preguntaron a la creadora sobre cómo enfrentarse a comenzar a escribir.
“Trabajé de niñera, fui secretaria; eran trabajos que no tienen relación con la literatura, pero pagaban el alquiler, la cobertura médica y la comida. Pensé que si me iba a dedicar a esto significaba entonces que debía aceptar que iba a hacer trabajos que no me gustan”, respondió.
“En algún momento quise tirar la toalla, porque además yo no hice la carrera de letras, soy autodidacta y tuve que solventar mi propia carrera. El seguir intentándolo y no claudicar me dio algo que me parece es cierta estabilidad”, manifestó.
Recalcó que sí hubo dificultades por ser mujer en la escritura, pero que los últimos diez años fueron fundamentales en la visibilización y lucha feminista en Argentina, mismo que la arropó.
Recomendó a las y los jóvenes estudiantes que no se pierdan una conferencia del escritor David Foster Wallace, llamada “Esto es agua” y que pueden apreciar en YouTube, porque les ayudará a aprender a qué cosas uno debe de prestar atención y a cuáles no.