Una de las jóvenes promesas del campo de la medicina es Carlos Isaac Ramírez Bañales, quien colabora con el del Instituto de Neurociencias del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS).
Él obtuvo recientemente el Reconocimiento a la Excelencia Académica 2022 por parte del Instituto Científico Pfizer y de la Asociación Mexicana de Facultades y Escuelas de Medicina (AMFEM).
Fue por sus contribuciones en publicaciones sobre neurociencias y los estudios que ha realizado, que este joven formó parte de las y los estudiantes de diversas áreas médicas de decenas de universidades del país que obtuvieron este reconocimiento.
Según dicho instituto, cada año se reconoce a quienes han aportado a su entorno, con humanismo, mediante la medicina.
En entrevista para Gaceta UdeG, él nos comparte su experiencia e impresiones tras ser galardonado.
¿Cómo nació tu compromiso por esta labor humanista que se logra mediante la Medicina?
Todos los que estudiamos esto tenemos la idea de ayudar a las personas. Escuchamos al paciente y le damos el mejor manejo médico disponible. El proyecto que estoy haciendo es sobre una intervención con trabajadores de instituciones de salud y hacer una presentación sobre la transición demográfica. Y a parte pedir a dos voluntarios que usen un simulador de senectud (indumentaria que emula la sensación corporal de persona adulta mayor), para después ver cómo su empatía hacia personas mayores pueden llegar a mejorarse. Rodrigo Ramos Zúñiga me enseñó que esto es importante porque ayudará a los pacientes ,pero también que en esa investigación estamos plantando semillas para que sean un poco más empáticos con los pacientes.
Una de las decisiones de galardonarte por parte de Pfizer fue tu actividad editorial. ¿Cuál ha sido?
He tenido la posibilidad de participar como asistente editorial en la revista Neurocirugía hoy, de la cual el doctor Rodrigo Ramos Zúñiga es el jefe y con quien hago el servicio social. Ahí organizo las reseñas del próximo boletín y también tengo la posibilidad de hacer una reseña en cada número. También he participado con el doctor en otras publicaciones, artículos y en capítulos de libros. Pude ayudarle a hacer una introducción de un caso-reporte de enfermedad de segmento adyacente. También fui coautor en dos capítulos del libro, uno sobre telemedicina llamado Tecnología para la salud. Reflexiones desde el bioderecho y el de La historia de la neurocirugia en México y Centroamérica.
¿Cuál es tu propósito en el futuro inmediato?
Me gustaría especializarme en neurocirugía porque se tratan condiciones de enfermedades que impactan en su calidad de vida y tenemos la posibilidad de mejorarla de forma rápida, casi instantánea después de que el paciente despierte. También me gusta la investigación, así como descubrir mejores métodos y técnicas en pro del paciente. Ahora estoy en la ciudad de Graz, Autria, haciendo una rotación médica. Estoy un mes en Urología y otro mes en Oftalmología.
Aprendí mucho sobre la empatía hacia los pacientes y lo que enfermeros y enfermeras hacen.
¿Qué consideras que le hace falta a México en materia de neurociencia?
En el país tenemos buenos neurocirujanos y herramientas de tecnología de punta. Pero pienso que algo que podría ayudar es tener una mayor conexión internacional: tener más especialidades para que médicos extranjeros vayan a México a aprender nuevas técnicas. También que haya mayor facilidad de residentes para irse a estudiar al extranjero.
¿A quién te gustaría agradecer?
A mi familia, por ayudarme incondicionalmente. La mayoría de los estudiantes de Medicina muchas veces tenemos la duda de si realmente lo que hacemos es suficiente o a veces estamos muy cansados como para seguir. También agradezco a cada doctor de este centro, pero en especial a los doctores Pedro Martínez Ayala, José de Jesús López Jiménez y Rodrigo Ramos Zúñiga, con quien hago mi servicio; ellos me ha enseñado la importancia de la excelencia académica y hacer investigación en pro de los paciente.