Este año se cumplirán 7 años de la muerte de Malcolm James McCormick, mejor conocido como Mac Miller. El rapero nacido en Pensilvania visitó Guadalajara en 2017 como parte del festival “Anagrama”, donde su nombre era presentado en letras grandes dentro del line-up. A Mac le bastó estar solo una vez en la capital jalisciense para ofrecer un concierto que sería de lo más memorable para el público tapatío. Se ha dicho mucho desde su partida en 2018, su fama empezaba a globalizarse pero fue hasta su muerte que logró un nuevo alcance, sobre todo para las nuevas generaciones interesadas por el hip hop. Los discos póstumos no son del agrado de todos, incluso para los seguidores más fieles, se cuestiona esa delgada línea entre lo ético y moral generando diversos debates. Lo cierto es que todas las ganancias de este disco están destinadas a una fundación para el apoyo de personas con adicciones al igual que su primer trabajo póstumo. Balloonerism cuenta con 14 canciones hechas hace más de 10 años que permanecían sin ser publicadas por su disquera, que las consideraba demasiado “experimentales”. Lo magistral de este material es que las letras parecen ser más personales de lo que creemos. “Oh dios mío, ¿por qué la muerte roba la vida?”, repite varias veces en “Rick’s piano”. La sensibilidad por lo cotidiano e interpretar la vida con cosas que parecen insignificantes, eran la forma de inspiración creativa para Malcolm. ¿Qué es el amor sin imaginación? Se pregunta en “Friendly hallucinations” mientras se rodea de sonidos soul y jazz en casi todo el álbum. Este material nos acerca al rapero vulnerable y receptivo, a uno que tenía más preguntas que respuestas. Al final, para Mac todo era silencio menos la música.